Diario de León

Música

«La vida la reconoces por la pinta»

El músico leonés Fabián repasará en El Gran Café en formato acústico las canciones de sus seis discos más de dos años después de su última actuación

León

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Anda entre aniversarios y canciones. Pero para encontrar al Fabián músico de verdad no hace falta el gran acontecimiento. Siempre está en acción. En esa continuidad se descubre al gran artista. Y en el contexto de León , en el terreno de las comparaciones, odiosas o no, allá cada cual, él es el músico actual con más repercusión fuera de la provincia. Lo ha conseguido a base de mucho trabajo y un talento que a día de hoy se muestra inagotable. Esta noche, en El Gran Café, dará buena prueba de ello en un concierto en el que será solista de sus canciones. A partir de las 21.00 horas (12 euros).

Esa continuidad la demuestra tanto en su actividad pública como privada: «Sí, siempre estoy escribiendo cosas, probando en mi pequeño estudio, grabando ideas y haciendo demos». De esa experimentación interior surgió la idea de grabar canciones de siempre con músicos afines. Y se trata de un proyecto redondo, porque los resultados han estado a la altura de las expectativas de colaborar, o pedir colaborar, con gente como Marwán o Iván Ferreiro. «El tema de la revisión de canciones nació con el estado de alarma y todo lo que vino después. El día que entró en vigor, tenía que haber estado tocando en La Coruña, y en las semanas posteriores, en otras quince ciudades españolas. No pudo ser, así que intenté mantenerme activo regrabando una canción de cada disco con algún compañero querido y admirado», relata.

Así, de cada uno sacó lo que en realidad hay en ellos, esto es personalidad. «Con Iván (Ferreiro), Elvira (Sastre) y Anne (lukin), grabamos los videos a distancia. De hecho, Elvira se grabó ella misma; no solo el video, también el hermoso poema original que aportó en Lugares es una nota de voz en el móvil y quedó fantástica. Marwán y Andrés (Suárez) son amigos desde hace muchos años, y aprovechamos para pasar un rato juntos y contarnos un poco la vida. Y Yuri (Méndez) es de la familia, así que imagínate».

En cierta medida este trabajo le ha servido para comprenderse y saber atravesar esas crisis existenciales o creativas, que haberlas las hay. «Y algunas han sido muy duras, pero con los años las vas normalizando y te das cuenta de que ese tipo de crisis son cíclicas, y que de la misma manera que hay un evento (o un cúmulo de circunstancias) que las desencadenan, hay eventos y circunstancias que te hacen salir de ahí. Es recomendable arrimarse a estas últimas», asegura, lo que demuestra que la madurez le sienta bien y se reconoce en la persona que viene con el paso del tiempo. Sobre si se parece en algo a como se pensaba que iba a ser, aporta un ejemplo genial: «Sí se parece, pero como se parece a ti un primo que no has visto nunca, y un día lo ves en una boda o un entierro y lo sacas por la pinta. La vida aprendes a vivirla por la pinta, y la música también. La reconoces», asevera.

El valor del directo

Por cómo afronta su carrera, su crecimiento le hace ser un artista que gana en el directo. Y eso que no le hace ascos a someterse a las exigencias de las grabaciones: «Más que en los directos, los cambios tienen que ver con la forma que tiene la gente de escuchar las grabaciones. Afortunadamente, con los directos las cosas no han cambiado demasiado», dice. Pero así surge una cuestión: ¿tras la pandemia, todo va volviendo a su lugar? «Muy lentamente, y me temo que se ha desperdiciado una oportunidad de hacer las cosas de otra manera. En los días de confinamiento y restricciones, se puso en valor el poder de las canciones, que había que proteger a la gente que las fabrica, las mima y las regala; todo el mundo hacía directos íntimos en Instagram, todo el mundo los celebraba y agradecía.

Sin embargo, lo primero que se anuncia tras las restricciones es la vuelta de los festivales, que (salvando honrosas excepciones), suelen ser un modelo de maltrato al artista y, en realidad, al público también», afirma.

Él, en cambio, sigue a su ritmo, mimando a su público y en cierta manera lo ve como siempre o mejor: «Pues lo veo cariñoso, porque suele ser gente que me sigue desde hace tiempo y sabe lo que viene a ver, y por eso paga una entrada. Y digo cariñoso y no complaciente, porque, afortunadamente, es un público inteligente que exige cierto nivel de compromiso artístico. Eso es algo de lo que estoy bastante orgulloso».

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