Diario de León

LITERATURA

«Voy a acabar siendo un escritor póstumo»

El leonés Luis Mateo Díez publica ‘Gente que conocí en los sueños’.

El escritor y académico leonés Luis Mateo Díez, que publica un libro de relatos y prepara dos nuevas novelas. EMILIO NARANJO

El escritor y académico leonés Luis Mateo Díez, que publica un libro de relatos y prepara dos nuevas novelas. EMILIO NARANJO

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Aventura Luis Mateo Díez que acabará siendo «un escritor póstumo». Si es tan prolífico se debe a que escribir es «un refugio ante la adversidad y los avatares de este mundo contradictorio». Por ello, pese a su lealtad inquebrantable hacia Alfaguara y Galaxia Gutenberg, publica ahora en la editorial Norma, sin atisbo de infidelidad, Gente que conocí en los sueños, una serie de historias que llevaba escribiendo a lo largo del tiempo y que Mo Gutiérrez Serna ha ilustrado de manera espléndida.

Relatos que deambulan entre la vigilia y el sueño, una mezcla de irrealidad y fantasmagoría. Cuatro historias en las que es fácil reconocer el estilo inimitable del escritor y académico leonés, un auténtico ejercicio de estilo.

Los protagonistas de Gente que conocí en los sueños son muertos que van y vienen, que andan escondidos y un desaparecido que se convierte en fantasma profesional, seres que vagan por las tabernas. La historia más cautivadora se titula Los círculos de la clausura, con la hermana Coralina, la monja de un convento perdido y cercano a una penitenciaría. Perdularios que habitan en esa provincia recóndita que bien podría ser León y que tienen al diablo en sus vidas. El libro lo completan Los viajes fantasmales, Los muertos escondidos y Las amistades del diablo.

Reconoce Luis Mateo que ha conocido seres humanos interesantes, aunque quizá no como los que aparecen en sus sueños, a pesar de que a él se me mezcla mucho lo real e irreal, una delgada línea por la que peregrinan los habitantes de ese más allá que está siempre a la vuelta de la esquina. Personajes que acaso tienen algún rasgo de los amigos y la gente especial con la que toma cañas y que, como ocurrió hace décadas con el periodista Félix Pacho Reyero y Las estaciones provinciales, se identifican con los protagonistas y secundarios que pueblan la narrativa del creador de ese territorio mágico llamado Celama.

Un párrafo de Los viajes fantasmales resulta esclarecedor de la atmósfera en la que gravita La gente que conocí en sueños: «En Broza la iluminación callejera sigue siendo tenue, como si la costumbre del ahorro de los tiempos precarios continuara viva, aunque la urbe ya no ofrezca aquella imagen desteñida de lo que fue una posguerra calamitosa y, sin haber llegado a la bonanza de otras Ciudades de Sombra que ya gastan en oropeles lo que podría ser un comedido ahorro del erario público, bien pudiera tener algún detalle para que a los vecinos se les suavizara el gesto sombrío con una mínima gratificación».

Sostiene Margaret Mazzantini que «nadie realmente feliz es escritor» y Luis Mateo sentencia que la escritura es «un aliciente y una defensa contra la desgracia que tengo muy esparcida e inmediata».

En octubre publicará una de esas novelas que al escritor leonés le gusta dejar «descansar» un tiempo en el frigorífico. Se trata de Juventud de cristal, ambientada en una de esas Ciudades de Sombra que conforman el territorio por el que discurre toda su literatura. «Es una mirada a la juventud, contada en el ámbito de los disparates y quimeras propias de esa edad». Escrita en un tono divertido y melancólico, la novela está contada por una chica, «creo que es uno de mis mejores personajes femeninos», confiesa el autor.

Actualmente Luis Mateo está también embarcado en «la historia más disparatada» que ha escrito hasta la fecha, El vigía de las esquinas, que aún no tiene fecha de publicación. En ella el autor destila la extraña y agitada actualidad que estamos viviendo ahora para trasladarla a una de esas ciudades tan extrañas y conocidas por sus incontables lectores.

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