Diario de León

Balonmano | Copa del Rey

El Ademar se redime en la Copa

Ciudad Real 37 Abanca Ademar 43 El conjunto leonés rompe la mala racha de derrotas en un partido donde la defensa volvió a ser su talón de Aquiles. Pasa a tercera ronda

El Abanca Ademar logró imponerse al Ciudad Real en la segunda ronda de la Copa del Rey en un partido donde Virbauskas estuvo acertado en ataque. JESÚS MONROY

El Abanca Ademar logró imponerse al Ciudad Real en la segunda ronda de la Copa del Rey en un partido donde Virbauskas estuvo acertado en ataque. JESÚS MONROY

León

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Tal y como está el patio cualquier triunfo es Maná caído del cielo para este Abanca Ademar (37-43). El de ayer, después de muchas plegarias, cayó en mitad del Quijote Arena para regocijo leonés, que al menos se redime en la Copa del Rey ante un más que digno Ciudad Real cerrando con una sonrisa —o media— un año agridulce. Una victoria merecida sí —la diferencia de categoría acabó notándose— pero donde los de Manolo Cadenas volvieron a evidenciar que la defensa es sin duda su talón de Aquiles y por ahora su peor pecado.

Y es que el histórico Ciudad Real —ahora en división de Plata— fue capaz de endosarle a los ademaristas 37 tantos. Un dato preocupante. El club busca defensas —llegarán al menos dos incorporaciones más sino tres— pero va a ser muy complicado darle estabilidad al bloque. ¿Lo mejor? Que tienen toda una segunda parte de la temporada por delante.

Con este nuevo formato copero toca bajarse al barro y el Ademar lo hizo. Nada que reprochar de su actitud salvo en los minutos de caraja habituales con los que suelen iniciar cada encuentro. Esta vez el clásico tiempo muerto de cadenas se alargó hasta el minuto nueve. Había que tomarse muy en serio la segunda ronda —y al rival— para colarse en la siguiente eliminatoria que ya será en febrero y esta vez sí, a doble partido. Misión cumplida y alivio colectivo de un conjunto marista que necesita este parón navideño como el comer.

Ciudad Real 37 Abanca Ademar 43
El conjunto leonés rompe la mala racha de derrotas en un partido donde la defensa volvió a ser su talón de Aquiles. Pasa a tercera ronda

De nuevo el faro anotador lo guió Gonzalo Pérez desde el extremo —13 goles, solo dos de penalti— para un atracón más que secundó notablemente Liapis desde el pivote con otras siete dianas más. Pero costó tomarle el pulso a los de Jesús Herrero, que salieron convencidos de la gesta ante un Ademar herido. Hasta el minuto 15 los locales fueron por delante merced a una defensa impecable y a que los leoneses cometían demasiados errores de cara a portería. Un +3 fue su renta máxima. Nunca preocupante, aunque por momentos estresante.

Como a nivel ofensivo este Ademar anda sobrado, era cuestión de tiempo comprobar si Ciudad Real aguantaría ese ritmo frenético de golpes a sexta velocidad. Y claro, ahí la experiencia —y la categoría— cuentan. Una vez que los ayer visitantes se pusieron por delante (11-12 en el minuto 16) la presión inicial cambió de bando y poco a poco encauzaron el choque. Antes del paso por vestuarios la renta ya era de +6 (16-22).

Todo era un festival de ataques sobre las defensas, algo que gusta a todos menos a Cadenas, harto de exigir a los suyos desde la banda que se aplicaran más. Pero el guion estaba escrito y nadie iba a saltarse una coma tampoco durante el segundo acto. Partido de ida y vuelta, con poco rigor táctico, que eso sí, vino mejor a los leoneses, cuya máxima ventaja rondó el +8. Llegaron entonces las rotaciones en masa y Ciudad Real aprovechó para recortar distancias aunque sin que el resultado corriese peligro nunca. Gonzalo colocaba el 28-36 para ubicar prácticamente la sentencia. También el físico comenzaba a castigar a los manchegos cuando el encuentro entraba en sus últimos quince minutos. Un golazo del local Souto tras una finta y con el efecto en su muñeca ponía el 31-38, pero un siete metros provocado por Liapis lo llevaba a las mallas el capitán, infalible en una gran segunda mitad.

Con todo visto para sentencia el Ciudad Real dio minutos a los más jóvenes y la batalla dio paso a la calma. Era un partido trampa y el Ademar no cayó. Cometió los mismos errores que tanto le condenan en Liga pero dio la cara, pasó el trámite —y otro trauma— y está en tercera ronda.

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