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Granollers destroza a un Ademar sin defensa

Ademar 32 Granollers 41 Los de Cadenas, muy perdidos, completan otro partido para olvidar

Ni Bomastar ni Papan terminan de blindar la portería. RAMIRO

Ni Bomastar ni Papan terminan de blindar la portería. RAMIRO

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Desastroso Ademar. El peor desde que iniciara la temporada. Los de Cadenas fueron un juguete roto en manos de un Granollers (32-41) que aprovechó la debacle defensiva de los leoneses para hacer sangre. No hay excusas. Las bajas del equipo tampoco han de serlo. Sí, es una plantilla corta, pero eso ya se sabía desde el pasado verano. Como a nadie dentro del club debería sorprenderle que los poderosos de Europa vengan a por aquellos jugadores que destacan debilitando aún más el vestuario marista sin que se haga nada por retenerlos. Reconstruir una y otra vez —despreciando a los veteranos— tiene sus riesgos.

Más allá de algunas decisiones arbitrales cuestionables —que ayer las hubo— lo cierto es que este Abanca Ademar no tiene defensa ni tampoco un portero que a día de hoy le sostenga en los momentos de desconexión. Y sin esas dos cosas es imposible competir con casi nadie. Menos aún con un Granollers muy trabajado y compacto en ambas áreas.

La primera parte del duelo fue muy similar a la de otros encuentros del conjunto leonés esta campaña, a remolque en el marcador y en un interminable intercambio de golpes que se puede mantener siempre y cuando no falles en ataque. Pero esa moneda al aire de los de Cadenas no siempre sale cara y funcionó hasta el minuto 15 con un aceptable 8-10. Desde ese momento en adelante los catalanes se convirtieron en un ciclón imposible de frenar. Sólo tres minutos más tarde ya mandaban 9-14 y la sangría no se detuvo hasta el paso por vestuarios (16-23).

Un primer acto donde Virbauskas cometió numerosas pérdidas en pases aparentemente sencillos, donde Jaime no atinó desde el extremo, donde apenas hubo conexión con el pivote y en el que el tiro exterior se resumió en dos buenos goles de Milos y uno de Boskos. En portería nada de nada ni de Bomastar y de Papan. El Ademar está mal sí, pero mucha culpa de ello la tuvo un Granollers casi perfecto dirigido inteligentemente por Salinas.

Y lejos de reaccionar, la segunda parte se tornó en una pesadilla de la que sólo quiso despertar Gonzalo Pérez, el único que marcó la diferencia. Once goles más en su cuenta particular.

Los de Antonio Rama, con rotaciones constantes, se dieron un festín anotador aprovechando la cada vez más entregada defensa ademarista y pusieron un +10 que silenció a un Palacio consciente de que por ahora no hay para exigir mucho más. La roja a Santista en el minuto 40 evidenció lo desquiciado que estaba el equipo, incapaz de concentrarse atrás durante tres o cuatro acciones seguidas. Cuando recibes más de 40 goles poco más se puede decir. La media anotadora se mantuvo pero más por jugadas individuales que por juego colectivo. No se ve una idea clara. Toca pararse a reflexionar hacia dónde quiere conducir Cadenas a los suyos pero ya no vale sólo con quejarse de que la plantilla es escasa (32-41).

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