Los más difíciles

V ictorias como la del pasado sábado en Puente Genil son las que marcan la diferencia entre estar en la parte más alta de la tabla o quedarte a medio camino. Sin duda ninguna, la motivación de los jugadores en particular y del ambiente que rodea al equipo en general, es alta en los partidos denominados de alto nivel. Jugar en Barcelona o Logroño, o que vengan al Palacio esos equipos de arriba siempre es motivo para rendir al cien por cien y para no rebajar ni un ápice la intensidad. Pero no es tan fácil mantener esa fuerza en otros campos, contra otros rivales con menos nombre.

En un solo partido, como pasó en Barcelona en la primera vuelta, puede perder hasta el todopoderoso equipo catalán, que a punto estuvo de hacerlo con nuestro Ademar. Al hilo de esto, ¿os imagináis haber sacado la victoria en el Palau, que a punto estuvimos? estaríamos a un punto del primer clasificado y tendrían que venir al Palacio. Casi nada. Esto por suerte nos suena a los leoneses y quizá no lo valoramos tanto, muy a pesar del trabajo y trayectoria que hay detrás, pero es un motivo de alegría volver a la primera plana del balonmano nacional, si es que alguna vez no lo estuvimos -deportivamente hablando-. Pero podemos hablar de esta situación porque en pistas como Irún, Puente Genil, Benidorm, Cangas.... y un largo etcétera, hemos sacado la victoria. Se suele decir que las ligas se pierden en los enfrentamientos contra los demás equipos. Al igual que la permanencia se consigue sacando puntos ‘extras’ con equipos a priori superiores. La concentración podríamos decir que lo es todo para afrontar partidos con equipos de más abajo, y si no sabes sufrir durante los encuentros para terminar imponiéndote ante esos rivales, no podrás aspirar a estar más arriba. De estas reflexiones se demuestra que las ligas regulares son las más difíciles de conseguir. Y en lo difícil, somos los segundos. ¡Ademar!