Diario de León

el poder de la tierra

Cuatro Valles muestra los encantos de la indómita Omaña, un territorio que no se dejó doblegar por los romanos y que ahora, con el marchamo de la Reserva de la Biosfera desde 2005, ofrece singulares parajes cruzados por el río que da nombre a la comarca, que se pueden recorrer a través de rutas de senderismo para llegar a antiguos glaciares o pisar escenarios marcados por la Reconquista. Un lugar en el que respirar la naturaleza, la historia y el patrimonio

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O maña es uno de los territorios enmarcados en la Asociación Cuatro Valles, una comarca en la que la vida la sigue marcando el curso natural de un río que discurre sereno, sin la intervención del hombre, para adaptarse a las crecidas y estiajes que fijan las estaciones. Allí, en una tierra que no se dejó doblegar fácilmente por los romanos —quienes la definieron como la tierra de los hombres dioses infernales— se llega a través de La Magdalena o desde Carrizo de la Ribera, para llegar a municipios como Riello, Murias de Paredes, Valdesamario y Las Omañas. Existe otra opción, acceder desde Villablino, desde la carretera de Rioscuro de Laciana.

Entre sus parajes, los restos de antiguos glaciares como el del Campo de Santiago, o las vegas entre Colinas y el Campo de Martín Moro donde el patrón Santiago apoyó en las batallas entre las tropas cristinas y los sarracenos que intentaban entrar por el Boeza. Las casonas blasonadas que salpican las localidades omañesas son muestra de un pasado de hidalgos y señores, que se mezclan con una arquitectura tradicional singular. Todo, rodeado de bosques —entre ellos los abedulares más destacados de la Península o las alisedas más importantes de la provincia— entre los que aún pueden verse ejemplares de urogallos o se puede buscar oro en las frescas aguas que recorren el territorio y que los romanos supieron explotar.

Cuatro Valles ha señalizado recorridos como Las fuentes del Omaña, La ribera del Omaña, Las miédolas, El valle de Samario o Los caminos de la trashumancia, trazados para perderse por la naturaleza, desconectar y disfrutar de parajes donde los árboles dan sombra y el río ruge salvaje. Paneles señalizadores de interés con los puntos más importantes de patrimonio natural, cultural, geología y ornitología salpican este territorio para hacer más fácil la visita y, además, ayudar a descubrir todo lo que la naturaleza esconde en estos parajes, que también cruza el llamado Camino Olvidado a Santiago de Compostela.

Tras la visita, nada mejor que deleitar al estómago con placeres como las populares sopas de truchas o la caldereta, con la que los omañeses recuerdan aún su pasado pastoril. Todo, sin olvidar visitas ineludibles en esta extensa comarca leonesa como la feria de artesanía que se celebra en Murias de Paredes el día 21 donde, como cada verano, se recuerdan las formas de vida tradicional con una muestra que pretende divulgar entre los más jóvenes cómo se vivía hace apenas unas décadas. Exhibiciones de oficios tradicionales y demostraciones, como varear colchones, lavar en el río, hilar la lana o majar el centeno, acompañadas de música y gastronomía local.

Otra cita obligada es el Centro de interpretación de Omaña Alta, que acoge la casona Palacio de los Condes de Luna, una construcción del siglo XVIII en Murias de Paredes. Un edificio con historia que hoy sirve, tras su restauración y rehabilitación, para adentrarse en este territorio a través de las numerosas actividades que se organizan o de las pantallas táctiles, los dioramas y los vídeos que muestran esta incomparable reserva de la biosfera.

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