Diario de León

El descontrol de precios hunde la tasa de ahorro de los hogares al 7,2%

Las familias españolas apenas ahorran 58.457 millones de euros

La vicepresidenta primera, Nadia Calviño. ROMÁN RÍOS

La vicepresidenta primera, Nadia Calviño. ROMÁN RÍOS

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El ahorro de las familias se agota a un ritmo mucho mayor de lo esperado. Los hogares se están viendo obligados a tirar del colchón acumulado tras la pandemia para hacer frente a la escalada de los precios que ha supuesto que, para prácticamente el mismo nivel de consumo, haya que realizar un gasto mucho mayor. La imparable subida de la inflación el pasado año provocó que la tasa de ahorro cerrase el ejercicio en el 7,2% de la renta disponible. Son 6,6 puntos menos que en 2021 (cuando el dato rondaba el 13,8%) y la cifra más baja desde 2018. Lejos queda ya el 17,7% que se alcanzó de media en 2020, en pleno cerrojazo de la actividad económica.

Las cifras publicadas este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que los hogares prácticamente gastaron más de lo que ahorraron en el conjunto del ejercicio. En concreto, el gasto en consumo final se incrementó un 11,5% hasta los 756.862 millones de euros, mientras que la renta disponible apenas creció un 3,6%, hasta los 817.536 millones de euros. Así, el ahorro fue de 58.457 millones de euros, lo que implica un desplome del 46% en esos términos absolutos respecto a el dato de 2021.

Inédito desde 2008

Ese ahorro generado fue insuficiente para financiar la inversión realizada, con lo que las familias mostraron una necesidad de financiación (déficit) de 1.753 millones de euros, frente a la capacidad de financiación (superávit) de 57.636 millones de 2021. Desde el INE indican que no se había visto una necesidad tan elevada desde 2008.

Esta evolución ha puesto sobre la mesa las heridas aún abiertas de las recientes crisis por las que ha atravesado el país (primero la sanitaria, después la energética).

A mitad de 2020, en pleno confinamiento, la tasa de ahorro corregida de efectos estacionales llegó por momentos a alcanzar un pico nunca visto del 25 por ciento.

Las heridas de la crisis

El confinamiento provocó ese menor gasto que, poco a poco y con la apertura de la actividad, los españoles fueron ‘soltando’. Por entonces, esto era un buen indicador económico. Implicaba que volvíamos a consumir. El problema es que los datos actuales apuntan a que el dinero que los españoles sacaron el pasado año de su hucha no se ha destinado a empujar la productividad o a realizar mayores inversiones, sino a hacer frente al encarecimiento del coste de vida.

Por eso, la principal preocupación es que el golpe de la inflación -sin el escudo del ahorro y con la actual pérdida de poder adquisitivo- se dirija ahora de una forma más directa al consumo privado, uno de los principales motores de la economía. Es decir, las familias dejarán de gastar más por lo mismo y pasarán directamente a consumir menos. Todo en un entorno de subida de los tipos de interés que empezará a notarse con más contundencia en los próximos meses, a medida que se vayan renovando las hipotecas a tipo variable.

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