Diario de León

El empresario Luis del Rivero asesta su venganza final a Fainé y Brufau

El empresario murciano ha conseguido que la Audiencia Nacional les investigue por espionaje

Imagen de Isidro Fainé y de Antonio Brufau. ÁNGEL DÍAZ

Imagen de Isidro Fainé y de Antonio Brufau. ÁNGEL DÍAZ

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EFE

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Luis del Rivero, el empresario murciano que soñó con levantar un imperio con un capital inicial de menos de 250.000 euros, ha conseguido este jueves que la Audiencia Nacional investigue al presidente de Repsol, Antonio Brufau, y al expresidente de CaixaBank Isidro Fainé por un supuesto espionaje.

Se trata de su segundo triunfo judicial, tras haber conseguido que otro de sus enemigos, el expresidente de BBVA Francisco González esté siendo investigado por haber recurrido presuntamente a los mismos servicios del excomisario José Villarejo. La estrategia judicial de Del Rivero ha puesto por el momento contra las cuerdas a estos pesos pesados de la historia empresarial española y con ello ha salpicado el nombre de gigantes del IBEX 35 como BBVA, CaixaBank y Repsol.

Los intentos del expresidente de Sacyr por controlar empresas de sectores estratégicos han pasado de las portadas de la prensa económica a los sumarios de la Audiencia Nacional, que investiga el presunto espionaje que estas grandes empresas habrían encargado a Villarejo para frustrar las operaciones.

ASALTO A REPSOL

Tras el intento fallido por hacerse con el control de BBVA a finales de 2004, a pesar de que buscó el apoyo del Gobierno, del Banco de España e incluso de la oposición, Del Rivero volvió a la carga años más tarde y puso el foco en Repsol. Entró en el consejo de administración de la petrolera después de que Sacyr comprara un 9,2 % por 2.855 millones y se convirtiera en el segundo accionista de la compañía.

La operación, ejecutada en octubre de 2006, permitió a Del Rivero y a Juan Abelló, entonces vicepresidente de Sacyr, ocupar sendas sillas en el consejo, con la intención, según aseguró entonces el empresario murciano, de aspirar «sólo» a un 10 %.

Diez días después se desdecía y aseguraba que quería alcanzar el 20 %, empeño que se materializó en diciembre de ese año cuando alcanzó el 20,01 %, lo que le situaba como primer accionista por delante de La Caixa, que controlaba el 14,1 %.

Inmediatamente se desató una guerra entre Del Rivero y el presidente de Repsol, Antonio Brufau, un enfrentamiento justificado entonces por diferencias sobre la cuantía del dividendo pero que escondía una pugna por el control de la petrolera. Sacyr Vallehermoso, acuciada por la deuda que soportaba por haber entrado en Repsol, reclamaba a la petrolera mantener o aumentar la retribución al accionista, en contra del criterio de Brufau. Tras varios tiras y afloja en el seno del consejo, en enero de 2010 el máximo órgano de Repsol ratificó, en ausencia de los representantes de Sacyr, la gestión de Brufau, muy próximo a Fainé. El consejo aprobó además recortar el dividendo un 19 %, y Del Rivero se vio obligado a buscar apoyos al otro lado del Atlántico; en agosto de 2011, alcanzó con la petrolera mexicana Pemex un acuerdo para sindicar los derechos de voto de sus respectivas participaciones del 20 % y del 4,81 % en Repsol.

Al mismo tiempo, el grupo mexicano se comprometió a adquirir un 5 % más de la petrolera española antes de un mes y alcanzar un 29,8 % conjunto, lo que habría disparado los temores en el resto de accionistas, entre ellos La Caixa, ante una posible opa hostil. A partir de ese momento, Brufau habría acudido —de la mano de CaixaBank— al celebérrimo comisario Villarejo para desmantelar la estrategia de Sacyr y Pemex.

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