Diario de León

«Hay que recuperar el consenso en pensiones pensando a 30 años»

El secretario general de CC OO, Unai Sordo.

El secretario general de CC OO, Unai Sordo.

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Unai Sordo, el secretario general de CC OO, observa con suma atención los primeros movimientos del Gobierno. Y aunque no quiere marcar calendarios, subraya que hay que tomar sin demora medidas que «reequilibren las cosas tras un larguísimo período de austericio».

—El Gobierno ya ha subido las pensiones. Ha empezado rápido.

—Era necesario, se había demorado y debe ser el prolegómeno de una acción decidida que pasa por derogar la reforma del 2013; es decir, que la revalorización con el IPC esté en la ley y corregir el factor de sostenibilidad. Y a partir de ahí, emprender una negociación en profundidad sobre cómo mejorar los ingresos de la Seguridad Social pensando en la suficiencia del sistema para las próximas tres décadas.

—Tres décadas de fuerte gasto.

—Es la jubilación de las generaciones del ‘baby boom’, con más pensionistas que van a vivir más años y con pensiones más altas. Y ello va a suponer un mayor gasto que remitirá en 2048, con la jubilación de generaciones menos numerosas.

—¿Y cómo se hará?

—Ese incremento es posible por dos vías: o reducción de las pensiones, con lo que no estamos de acuerdo; o mejorar los ingresos de la Seguridad Social y completarlos con los Presupuestos del Estado donde no lleguen las cotizaciones. Esa es la cuestión que debe resolver este país.

—El ministro Escrivá ha aportado soluciones que no les gustan.

—Cuando estaba en al AIReF, estudió el tema e hizo una valoración no particularmente catastrófica: con la revaloración de las pensiones con el IPC, una previsión media de crecimiento macroeconómico y de evolución demográfica, nos íbamos a un gasto del 13,8% del PIB. Supone un incremento de casi tres puntos, que es mucho dinero, pero es asumible si democráticamente se decide que así sea. Aunque en ningún caso estamos de acuerdo con dos fórmulas que él propone: aumentar más el tiempo de cálculo de la base reguladora y aumentar la edad legal de jubilación. De cualquier forma, hay que decirle a la gente la verdad.

—¿Y cuál es la verdad?

—Pues que se va a incrementar el gasto en tres puntos de PIB y para ello hacen falta nuevos recursos que salen en parte del empleo que se genere, de los salarios y de las cotizaciones; en parte de los ingresos con el régimen de autónomos, de las bases mínimas y máximas, y de sacar de la Seguridad Social gastos administrativos propios de los Presupuestos del Estado. Y aún tomando todas esas medidas, hay que decirle a la gente que habrá muchos años donde haya más gastos en pensiones que ingresos por cotizaciones, y que habrá que cubrirlo con los Presupuestos del Estado. Esa es la verdad y hay que tomar decisiones.

—Es un Gobierno con una composición complicada para hacerlo.

—Sí, pero el Gobierno debe hacerse fuerte, porque el tema de las pensiones es muy valorado por la población. Y para cualquier partido, y estoy pensando en el PP, es muy complicado borrarse de la discusión sobre la viabilidad y la suficiencia de las pensiones porque eso puede tener un costo electoral muy grande. El Gobierno y la mayoría parlamentaria deben jugar ese partido: poner sobre la mesa medidas en el marco del Pacto de Toledo y del diálogo social y que todo el mundo se retrate.

—Los ministros, según la formación a la que pertenecen, dicen cosas muy distintas.

—Son dos partidos hasta ahora con dos posiciones. Ahora son un Gobierno de coalición y tendrán que acompasar sus discursos. Pero más allá de la coyuntura, hay que poner en valor el consenso que ha habido en España a partir de los años 90 sobre las pensiones, pese a sus sus vaivenes. Es importante recuperarlo. Por eso es condición sine qua non derogar la reforma del 2013, la que más rompió los consensos.

—Parece difícil con esta crispación.

—No ayuda para nada. He estado en el Congreso durante la investidura y me dio vergüenza ajena. Pero hay que salir de ahí. El Gobierno, las fuerzas progresistas, deben intentar cambiar el marco político, que no puede seguir discurriendo por cuestiones identitarias y conflictos territoriales, aun sabiendo que hay que afrontar la situación en Cataluña. Hay que situar en el centro del debate las políticas de redistribución de rentas, los salarios, las pensiones, las cuestiones sociales, la fiscalidad… Y si el debate pivota sobre esas bases, no estará tan polarizado, porque en estas cuestiones la gente razona de otra forma. Ese el gran reto del Gobierno: bajar la crispación. Y el marco del diálogo social puede jugar un papel muy relevante para salir de ese cuadro permanente de Goya de pelea a garrotazos en el que algunos quieren convertir España.

—¿Cómo ve la actitud de los empresarios para la negociación?

—A la CEOE no le gusta cómo se ha conformado el Gobierno, pero una vez hecho, muestran voluntad de diálogo que ahora hay que concretar en propuestas, negociar y llegar a acuerdos.

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