Diario de León

La asesina del niño Gabriel seguirá en la cárcel hasta que cumpla 70 años

El TSJ tira el recurso de Ana Julia Quzada, primera condenada en firme a prisión permanente

Ana Julia Quezada. CARLOS BARBA

Ana Julia Quezada. CARLOS BARBA

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El Tribunal Supremo este miércoles la condena a prisión permanente revisable a Ana Julia Quezada por el asesinato con alevosía del niño Gabriel Cruz, de 8 años, cometido en febrero de 2018 en una finca de Rodalquilar (Almería). La Sala Segunda avaló el criterio de la Audiencia de Almería y del Tribunal Superior de Andalucía y ratificó el máximo castigo penal para Quezada, en una sentencia que desestima los recursos de la defensa y la acusación particular.

Ana Julia Quezada se encuentra en la cárcel desde marzo de 2018, cuando fue detenida y enviada a prisión incondicional por el juez instructor, y se ha convertido ahora en la primera mujer en España condenada a esta pena en sentencia firme.

Fue encarcelada de forma preventiva con 44 años y saldrá como mínimo con cerca de 70. La horquilla de la PPR oscila entre los 25 y los 35 años seguidos de prisión.

La norma entró en vigor en julio de 2015 con el Gobierno del PP y está pendiente del dictamen del Tribunal Constitucional tras lo recursos de los grupos parlamentarios del PSOE, IU, PNV o CIU. De esto han pasado ya más de cinco años. El ponente de la sentencia, el magistrado Julián Sánchez Melgar, apreció la comisión de delitos de asesinato, lesiones psíquicas padecidas por los progenitores y contra la integridad moral. Éste último no lo estimó en su sentencia de instancia el TSJ andaluz.

Los hechos probados, esencialmente, son los siguientes: la acusada entabló una relación sentimental análoga a la matrimonial con Ángel Cruz, padre de Gabriel, en septiembre de 2017. La convivencia de la acusada con Ángel era compartida con su hijo, cuando al niño le correspondía estar con su padre. El 23 de febrero de 2018 se desplazaron el padre, su hijo y Ana Julia al domicilio de la abuela paterna, en Las Hortichuelas, para pasar unos días.

Cuatro días después, Gabriel le dijo a su abuela y a Ana Julia que se marchaba a jugar a casa de sus primos. La acusada, inmediatamente después de que Gabriel se fuera, se subió a su vehículo e interceptó al niño, instándole a que le acompañara a la finca ubicada en Rodalquilar para realizar labores de pintura. Gabriel, ante la confianza generada por la acusada, accedió a marcharse con ella.

El recinto se encontraba en un lugar alejado y deshabitado, a diversos kilómetros del núcleo urbano y a unos cinco kilómetros de la casa de su abuela. La acusada era consciente de su superioridad respecto del niño, por la diferencia de edad y complexión: medía 1,30 metros y pesaba 24 kilos. Una vez en la finca, la acusada, «de forma intencionada, súbita y repentina», cogió a Gabriel y lo lanzó contra el suelo o pared de la habitación, y tras el impacto del niño procedió con sus propias manos a taparle la boca y la nariz con fuerza, hasta provocar la asfixia.

Tras la muerte de Gabriel, la acusada, de forma intencionada, cavó una fosa en los exteriores de la finca, y como quiera que uno de los brazos del niño no cabía, le propinó diversos cortes con un hacha, provocando la fractura del cúbito y radio.

La búsqueda se prolongó 11 días, periodo durante el que Ana Julia simuló encontrarse compungida, alentando los ánimos de los familiares, y generando falsas expectativas.

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