Ayuso se alinea con Álvarez de Toledo en plena guerra con Génova

Isabel Díaz Ayuso continúa inmersa en una guerra sin cuartel con la dirección nacional por el liderazgo del PP en Madrid. En esta pugna entre Sol y Génova, la presidenta de la Comunidad ha admitido una de las primeras consecuencias y es el enfriamiento de su relación con Pablo Casado con quien «hace tiempo» que no habla.

La buena sintonía entre ambos ha dado paso a la desconfianza y la distancia empieza a ser indisimulable. Díaz Ayuso rompió ayer una lanza en favor de Cayetana Álvarez de Toledo, que cuestiona abiertamente el liderazgo de Casado. «Ella siempre ha representado los valores del PP», defendió la mandataria regional en Antena 3.

La exportavoz parlamentaria se ha sumado al bando de críticos que cuestiona de manera sistemática las decisiones del líder del PP y que no admite las directrices del secretario general Teodoro García Egea al que retrata como un «déspota» ávido de poder en su libro ‘Políticamente indeseable’ (Ediciones B). «Son opiniones personales», dijo Díaz Ayuso, tratando de restar importancia a la ristra de ataques contra la cúpula del partido que Álvarez de Toledo plasma en sus pasajes.

A lo largo de sus 500 páginas, la diputada del PP por Barcelona no deja títere sin cabeza. Ajusta cuentas con Casado, a quien dedica duras palabras por ser lo que «castizamente se llama un bienqueda o veleta», y con su fiel escudero, al que acusa de ejercer un mando «testosterónico» contra Díaz Ayuso, entre otros miembros del partido. Sin medias tintas, la diputada popular detalla los encontronazos con García Egea y sus maniobras, según denuncia, para acallarla.

Apunta además al secretario general de los populares como la mano negra detrás de la filtraciones de «material incriminatorio» contra la presidenta madrileña. Unas palabras que, según Génova, son «totalmente falsas» y en las que Díaz Ayuso prefiere no ahondar. «Yo quiero pensar que eso no está sucediendo», zanjó.

Álvarez de Toledo defiende a capa y espada el papel de la líder regional y la necesidad de que ella asuma las riendas de la formación en Madrid. Y alerta sobre posibles maniobras para desgastar su imagen frente a su principal oponente, José Luis Martínez-Almeida, que aún no ha dado un paso al frente para disputarle el liderazgo del partido en Madrid.

«Yo observaba el proceso con la angustia del ‘deja vu’», afirma Álvarez de Toledo sobre el paralelismo que establece entre su caso y el de Díaz Ayuso.

En Génova el malestar es palpable y prefieren no entrar a valorar el libro de la exportavoz del Congreso y menos aún se plantean su expulsión. «Es lo que ella busca», insisten en la dirección. «Esas declaraciones me parecen lo mismo que a usted», se limitó a responder García Egea al ser preguntado ayer por las acusaciones de «bullying» vertidas por contra él.

Lo que sí ha abierto el grupo parlamentario es un procedimiento sancionador por saltarse la disciplina de voto en la elección de los miembros del Tribunal Constitucional. Ella misma ha admitido que voto en blanco y, por tanto, se enfrenta a una sanción económica de hasta 700 euros.

«Es un ajuste de cuentas», reconoce un compañero de escaño sobre el libro de la discordia. «Que coincidia con el lío de Madrid le viene bien para vender ejemplares», reconoce otro.

La diputada díscola enfrentará la multa pero advierte de que mantendrá el escaño hasta el final de legislatura. «No tengo intención de irme», avisa.