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Crece en Cataluña el riesgo de una repetición electoral

La ruptura entre ERC y Junts aviva la posibilidad de volver a las urnas

El candidato de ERC a la presidencia de la Generalitat, Pere Aragonès. QUIQUE GARCÍA

El candidato de ERC a la presidencia de la Generalitat, Pere Aragonès. QUIQUE GARCÍA

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Esquerra y Junts situaron ayer la crisis en el independentismo en su punto de máxima tensión. «Guerra», «enemigo», «estafa» fueron algunos de los términos que emplearon los dirigentes secesionistas para calificar el estado de las negociaciones para la formación de gobierno, después de que el sábado Pere Aragonès diera un puñetazo en la mesa y anunciara que ERC quiere gobernar en solitario. Aún quedan dos semanas para la fecha límite y todo puede pasar, pero si alguien no cede su posición actual Cataluña estará abocada a repetir elecciones.

Esquerra afirmó que «nadie ha roto las negociaciones». Quien sí habló de «ruptura» de las conversaciones fue el Consejo para la República, ente privado liderado por Puigdemont, que se ha convertido en uno de los puntos de choque entre republicanos y junteros. ERC fue ayer muy contundente. Dijo sentirse «estafada» por Junts, descartó negociar un gobierno de coalición con los postconvergentes y solo contempla un ejecutivo en solitario liderado por Pere Aragonès, quien espera ser investido por Junts, la CUP y los comunes. O esto o elecciones. Junts también amenazó con comicios. Si ERC no rectifica, habrá nueva cita electoral, avisó Jordi Sànchez, secretario general de JxCat.

Es el clima de máxima tensión que rodea toda negociación y que antecede a un acuerdo o a la ruptura definitiva. Está por ver, porque si algo ha dado la política catalana estos últimos años son cambios de guión inesperados en el último momento. El dirigente de Junts quizá intuye que está vez sí ERC se ha atrevido a romper la alianza independentista y por ello llamó a la «serenidad» y se mostró esperanzado en que las negociaciones aún se puedan «reconducir».

ERC aseguró que se siente «decepcionada» por Junts y cargó las tintas contra el Consejo para la República de Puigdemont, que según los republicanos pretende tutelar al presidente de la Generalitat como hacía con Quim Torra. Junts lo niega. Aragonès busca un gobierno en solitario con el apoyo de la CUP y también con En Comú Podem, con quien los republicanos empezaron ayer a romper el hielo con una reunión. Los comunes están incluso dispuestos a entrar al Govern. Eso sí, Esquerra necesitaría aún cuatro votos más para ganar la investidura de Pere Aragonès, que ha perdido ya los dos intentos anteriores. Los republicanos cuentan con Junts, a quien emplazan a negociar la coalición de gobierno tras la elección del presidente de la Generalitat.

«Por nosotros no quedará», dijo Sànchez. Pero también avisó que «no regalarán» la legislatura a ERC y que el apoyo, si lo dan, no será «gratis». Junts se plantea ceder los votos a ERC si suma con los comunes, lo que aparcaría la independencia. Esta es una de las claves de la partida. El ‘procés’ ha fracasado, pero nadie lo reconoce en público.

Junts busca que sea ERC quien lo verbalice y que cargue con el peso del anuncio. Así, la estrategia soberanista ha provocado el colapso de las negociaciones. ERC aboga por que se defina entre el Govern y el Parlament, mientras Junts exige que sea en el seno del Consejo para la República, una entidad privada al margen de las instituciones. Y luego está la hoja de ruta. Esquerra apuesta por la mesa de diálogo con el Gobierno español.

Le da dos años de margen, justo el tiempo que le queda a la legislatura española. Pero, si fracasa, Junts exige una propuesta rupturista con la que los republicanos no se quieren comprometer. También piden unidad estratégica en Madrid y que el secesionismo deje de apoyar al Gobierno central.

ERC tiene agenda propia, como se vio en la reunión de este lunes entre la vicepresidenta Yolanda Díaz y Gabriel Rufián.

ERC podría buscar como alternativa última a los socialistas, con quienes exhibe sintonía en Madrid. Sin embargo, los republicanos, que en campaña se comprometieron por escrito a no pactar con el PSC, avisan de que prefieren elecciones antes que llegar a este extremo. Los socialistas insisten en que es Salvador Illa quien tiene que liderar el gobierno, pues fue él quien ganó las elecciones.

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