Diario de León

El emérito: «Explicaciones, ¿de qué?»

Juan Carlos I evidencia la distancia con Felipe VI ante su frío reencuentro de hoy que la Zarzuela ciñe al ámbito privado

Juan Carlos I recoge una placa por promocionar la vela de manos del patrocinador en Sanjenjo. LAVANDEIRA

Juan Carlos I recoge una placa por promocionar la vela de manos del patrocinador en Sanjenjo. LAVANDEIRA

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Fueron dos instantes, apenas un puñado de segundos, entre el lluvioso mediodía en Sanjenjo y la tarde. En la primera escena de ayer domingo, los periodistas que han cubierto los algo más de tres días de estancia del rey emérito en la localidad pontevedresa le inquirieron sobre si tiene «ganas» de reunirse hoy con Felipe VI y el resto de la Familia Real en la Zarzuela. «Pregunta tú, yo estoy aquí, en Sanjenjo», respondió Juan Carlos I a la curiosidad de una reportera, antes de acompañar su lacónica réplica con un gesto, ya más sonriente, remedando la ‘V’ de la victoria.

Después, tras la entrega de premios regatistas en el Club Náutico, el exjefe del Estado mudó su expresión para dejar constancia del deseo de verse con los suyos y compartir «muchos abrazos», pero sin intención de hacer examen de conciencia sobre las sombras de su conducta. «Explicaciones, ¿de qué?», opuso requerido por La Sexta.

Ambos pasajes dejaron el regusto de la distancia que separa a quien llevó la Corona durante cuatro décadas y su hijo, ensanchada por las singulares circunstancias del regreso a España del primero. Felipe VI y Juan Carlos I se reencuentran hoy en la Zarzuela en lo que la Casa Real ha rebajado a una reunión privada junto al resto de la familia: la reina Letizia, la infanta Sofía —la princesa Leonor prosigue sus estudios en Gales— y la emérita Sofía, de viaje en Miami en el 60º aniversario de su boda.

Será el primer cara a cara, al menos que haya trascendido, entre quien desempeña la Jefatura del Estado y su predecesor desde que el emérito se viera forzado a establecer hace 22 meses su residencia en Abu Dabi dada la erosión a la que estaban sometiendo a la institución monárquica las investigaciones sobre su patrimonio y la relación con Corinna Larsen. La aristócrata libra aún un pleito por acoso contra Juan Carlos de Borbón en Londres. Zarzuela se ha resistido a detallar la cita entre los dos monarcas: no hay hora ni formato concretados —se apunta a un desayuno— ni tampoco está prevista una imagen de la Familia Real. La última oficial de padre e hijo data de mayo de 2019.

LO QUE ZARZUELA QUERÍA EVITAR

Todo lo que ha venido sucediéndose en torno al regreso a España de Juan Carlos I, una vez que la Fiscalía archivó las causas en su contra por la triple combinación de las regularizaciones fiscales realizadas por el exjefe del Estado, la inviolabilidad que le ampara y la prescripción de algunos de los hechos investigados, se ha escrito con la tinta de la lejanía entre los desafíos que encara el rey y la realidad paralela escenificada por su padre en su visita a Sanjenjo.

Quien fue durante décadas un símbolo de la concordia entre españoles ha sembrado la discordia con sus conductas privadas mientras reinaba. La vuelta a su país no sólo no ha atenuado la incomodidad, sino que esta se ha hecho visible en los gestos y actitudes que se han observado, analizado e interpretado con lupa, justo lo que Zarzuela pretendía evitar en la ya de por sí difícil y compleja normalización de la presencia en España de Juan Carlos de Borbón.

Los acontecimientos de estos últimos cuatro días, en los que el emérito no se ha pronunciado sobre las sombras de su ejecutoria, han evidenciado que el protocolo pactado para el regreso llevaba consigo el germen del desencuentro. Y que los malestares cruzados hayan trascendido, hasta contaminar el reencuentro de hoy subraya cómo el viaje ha hecho sangrar la herida entre Juan Carlos I y su heredero, quien despojó a su padre hace dos años de su asignación como miembro de la Casa Real al tiempo que él mismo renunciaba al legado patrimonial paterno en el extranjero.

El rey emérito quería que la recepción en Zarzuela le permitiera alojarse en la que fue su residencia 40 años. Felipe VI, que acudiera a verle antes de desplazarse a Sanjenjo evitando las alharacas. Ni una condición ni otra han sido posibles y el reencuentro se ha teñido de frialdad. Es una incógnita qué permitirá mañana la Casa Real que trascienda del mismo, mientras el Gobierno y los partidos se enzarzan sobre la conducta real y el porvenir mismo de la Monarquía en el primer capítulo de un retorno que se repetirá el 10 de junio.

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