Diario de León

ERC y Junts tienen un mes para pactar y evitar nuevas elecciones

Republicanos y postconvergentes necesitan acordar una estrategia común en Madrid

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Cataluña busca presidente de la Generalitat después de las elecciones autonómicas del domingo pasado. Ganó en votos el PSC, empatado a escaños con ERC y el independentismo reforzó su mayoría absoluta. Estos últimos llevan una semana de celebraciones por haber superado por primera vez el 50% de los votos (con una participación muy baja del 53% del censo), pero está por ver si son capaces de gestionar esa victoria, porque poner de acuerdo a sensibilidades tan dispares como unilateralistas, soberanistas, anticapitalistas, liberales o socialdemócratas no es tarea sencilla.

Las elecciones dejan algunas lecturas. Tras diez años de ‘procés’, el secesionismo no solo no sufre ni un rasguño, sino que gana posiciones. El casi empate entre ERC y JxCat (un escaño de diferencia a favor de los republicanos) deja pendiente la batalla por la hegemonía del soberanismo. Esquerra y Junts continuarán siendo socios, con toda probabilidad, aunque su relación está tensionada. No se aguantan, pero saben que no pueden romper. Las elecciones dejan una Cataluña dividida en dos partes casi iguales.

Los bloques del ‘procès’ se mantienen inalterables. La Cataluña de interior vota independentismo, la metropolitana vota constitucionalismo. Las zonas acomodadas apoyan al soberanismo, las de menor renta rechazan la separación. La misma dinámica de siempre. Aunque se atisban algunos cambios, muy tímidos. Los ganadores en 2017 fueron Ciudadanos y JxCat. Ahora son el PSC y ERC, formaciones más moderadas que las primeras. Sin embargo, los puentes entre bloques no se otean aún en el horizonte. A pesar de que la otra lectura de los comicios señala que Cataluña ha girado hacia la izquierda.

Un mes para el acuerdo

En este contexto, Esquerra y Junts abrieron el viernes las negociaciones para formar Govern. Tienen en torno a un mes para ponerse de acuerdo. El 12 de marzo es la fecha límite para la constitución de la Cámara, por tanto tienen que pactar la presidencia del Parlament antes que nada, y el 26 de marzo es el tope para celebrar la primera votación de investidura. ERC pide una negociación exprés, pero el independentismo ya está acostumbrado a llegar al último día con el agua al cuello. Es lo que ocurrió con las investiduras in extremis de Carles Puigdemont y Quim Torra. Si no se ponen de acuerdo, habrá repetición electoral. Se pueden hacer todas las sumas y restas que se quiera, pero solo hay dos opciones posibles y ambas tienen a Pere Aragonès como presidente: un tripartito secesionista, que es el que ya están negociando ERC, JxCat y la CUP, y si falla, una coalición de ERC y los comunes, con el PSC desde fuera. Esta posibilidad a día de hoy la descarta todo el mundo menos En Comú Podem. Aunque a los republicanos les servirá como elemento de presión en las negociaciones con los postconvergentes y los anticapitalistas. Y valdría como ultimísimo recurso si la negociación con Junts salta por los aires y quieren evitar nuevas elecciones como sea. Desde el propio Govern advierten de que el sistema sanitario no aguantaría otra cita con las urnas en los próximos meses. El intento de Salvador Illa por intentar la investidura no tiene apoyos y está destinado al fracaso. Los socialistas son conscientes.

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