Diario de León

Podemos lucha por mantener su cuota de poder en el Gobierno tras la marcha de Illa

Sánchez prepara una crisis de Gobierno aprovechando el cambio en el Ministerio de Sanidad que preocupa a Iglesias

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, camina por uno de los pasillos de La Moncloa, la residencia oficial del jefe del Ejecutivo. CHEMA MOYA

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, camina por uno de los pasillos de La Moncloa, la residencia oficial del jefe del Ejecutivo. CHEMA MOYA

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Primera reunión del año entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el vicepresidente, Pablo Iglesias. Una cita en la que

tuvo protagonismo la súbita irrupción del ministro de Sanidad, Salvador Illa, en la campaña de las elecciones catalanas como candidato del PSC. Un movimiento que ha brindado una oportunidad a Pedro Sánchez para emprender una reestructuración en el Consejo de Ministros.

El actual titular de Sanidad ya ha confirmado que cederá su cartera «cuando empiece la campaña electoral», el 29 de enero. La fecha no es definitiva y sirve a Illa para cubrir sus espaldas, ya que la celebración de los comicios, fijados para el 14 de febrero, aún dependen de la decisión que se determine el día 15 de este mes.

La situación actual de la pandemia pone en riesgo su celebración ya que la llegada de la tercera ola después de que ayer se notificaran 23.700 nuevos contagios complica toda la logística (miembros de mesa, apoderados, colas en los colegios...). Y aún es pronto para que se hagan visibles los verdaderos estragos causados por las reuniones sociales estas navidades. Pero si las elecciones, y la dimisión de Illa, siguen adelante, Moncloa ya tiene previstos cambios en el Gobierno que hasta ahora sólo conoce un grupo reducido de personas cercanas a Sánchez.

Unidas Podemos confía en que mantendrá su cuota de poder después de la reestructuración, algo que el propio Sánchez trasladó a Iglesias el lunes pasado. En la formación morada están convencidos de que cuando arranque la campaña catalana seguirán teniendo cinco asientos en el Consejo de Ministros y consideran que la marcha del ministro de Sanidad «es un asunto de los socialistas».

Precisamente, la desconexión entre las dos alas de la coalición sobre este asunto es tal que este martes la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se sumó a las voces que piden la salida de Illa de Sanidad al considerar que no es compatible con su cargo de candidato a la Generalitat.

«La pandemia requiere de toda la concentración, el ánimo, la inteligencia y la entrega. Lo que me gustaría es que se tomase una decisión con prontitud», señaló en una entrevista en la web Huffington Post. Ya solo los socialistas respaldan que el ministro permanezca en su puesto.

Mientras llega el cambio en el ministerio encargado de gestionar la pandemia, hay quinielas de nombres. Si Sánchez opta por una remodelación blanda, es decir, si sólo se produce un cambio de cromos, la mejor situada para cubrir la baja de Illa es la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, que ha estado presente en todas las Comisiones Interterritoriales del ramo y también en las reuniones para solucionar la crisis surgida entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno.

EL SALTO DE ICETA

Su puesto lo podría ocupar el secretario general del PSC, Miquel Iceta, la cuota socialista catalana que deja libre el actual titular de Sanidad. Pero el propio Iceta reconoció este martes desconocer la intención de Moncloa y señaló que le parece «prematuro» especular con esta cuestión.

Habla por experiencia, en 2019 Sánchez intentó que fuera elegido presidente del Senado, pero el veto de ERC a que ocupara el cargo de senador autonómico cortó esas aspiraciones.

Si, en cambio, el presidente opta por abrir la primera crisis de Gobierno total de la coalición, el resultado sería más incierto. Sánchez podría tener la oportunidad de adecuar la estructura de su Gabinete al plan de recuperación económica basado en los fondos europeos pactados hasta 2023. Una estrategia centrada en políticas palanca y que lleva aparejada una serie de reformas estructurales comprometidas con la Unión Europea. Pero esta vía seguramente afectaría también a los ministerios de Podemos.

La cuestión del rey también salió a denate en la cita en la Moncloa. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, nunca ha escondido que le parece inoportuno centrar el foco político sobre la monarquía en un momento en el que el país atraviesa una crisis sanitaria y otra económica derivadas de la pandemia. El pasado 28 de diciembre rechazó frontalmente la propuesta de Unidas Podemos de presentar una ‘ley de la Corona’ en el Congreso, y así se lo trasladó a su vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, en el encuentro que ambos mantuvieron en Moncloa el lunes, donde también le pidió calma, según explican fuentes cercanas a la cita. Ambos mantienen semanalmente reuniones informales y en esta última, la primera del año, aprovecharon para encauzar políticamente el 2021 y mantener engrasada la coalición tras las divergencias sufridas en las últimas semanas.

Iglesias y Sánchez mantienen una relación «fluida y cordial» y han ido sustituyendo la anquilosada Comisión para el seguimiento del pacto de coalición -la herramienta con la que ambas formaciones se dotaron paran limar asperezas- por estos encuentros rutinarios entre el presidente y el vicepresidente segundo. Los dos tienen claro que las discrepancias «forman parte del funcionamiento normal de una coalición» y comparten el objetivo de llevar a buen puerto su pacto, al menos, hasta que finalice la presente legislatura.

Pero las informaciones que señalan los posibles casos de corrupción del emérito desde hace año y medio y su marcha a Abu Dabi en agosto acabaron por dinamitar la intención de «tragar sapos» con la que los de Iglesias pisaron su primer Consejo de Ministros.

COMO SI FUERA OPOSICIÓN

En la cuestión de la Corona, Unidas Podemos actúa como partido de oposición que busca abrir el debate sobre el modelo de la jefatura de Estado, mientras que el PSOE, al contrario, apuesta por reforzar la imagen de Felipe VI y distanciarla de los escándalos de su padre. Para Sánchez la cuestión de los cambios en la institución está ligada a que el rey dé el primer paso, como ya sucedió tras su coronación en 2014, cuando introdujo reformas encauzadas a aumentar la transparencia en Zarzuela.

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