Diario de León

Sánchez hace esperar a los reyes para evitar el abucheo y jueces conservadores del CGPJ dan plantón al desfile

El 12-O de vuelta a la normalidad tras el covid se celebra por primera vez sin el máximo representantes del Poder Judicial por el cese de Lesmes

Feijóo y Abascal se sonríen en el desfile. RODRIGO JIMÉNEZ

Feijóo y Abascal se sonríen en el desfile. RODRIGO JIMÉNEZ

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La pandemia interrumpió la celebración habitual del 12 de Octubre y ayer hubo detalles que pudieron ser muestra de la pérdida de práctica. El desfile de los 4.000 militares, 150 vehículos y 84 aeronaves discurrió a la perfección. También la actuación del paracaidista con la bandera. Pero antes de que cualquiera de ellos diera un paso, ya se habían producido dos incidentes. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, protagonizó el más sonado al llegar unos minutos tarde, lo que provocó que los reyes tuvieran que esperar dentro de su Rolls Royce. Se pudo escuchar la orden que indicaba que no se abrieran las puertas del vehículo de los monarcas. El protocolo marca que el jefe del Gobierno debe recibir junto a otras autoridades al jefe del Estado. En los mentideros circuló un posible motivo para el retraso: Sánchez quería llegar al desfile a la par que el rey para evitar los pitos, los abucheos, los insultos y las peticiones de dimisión.

Si esa fue su motivación, no le salió bien: parte del público, como es tradición en días como el de ayer cuando el inquilino de la Moncloa es socialista, rompió en protestas contra él. En la recepción real, en los corrillos con periodistas, Sánchez se justificó: «He salido a menos cuarto, cuando me han dicho». El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en otra conversación con los medios, le excusó: «Si ha llegado tarde, que lo desconozco, seguro que hay una explicación más que justificada». El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, evitó ahondar en la polémica y afirmó que entendía que la impuntualidad de su rival no era algo «intencionado», de lo contrario, «sería una descortesía».

Era la primera vez que Feijóo asistía al desfile como jefe de la oposición, aunque con anterioridad había acudido en calidad de presidente de Galicia, cargo que ocupó más de una década. Ayer también hicieron acto de presencia todos los dirigentes autonómicos salvo los que suelen ausentarse: el catalán, Pere Aragonès, y el vasco, Íñigo Urkullu.

Pero lo que sobrevolaba los actos de esta fiesta nacional era la crisis del Poder Judicial y la situación de bloqueo en su cúpula por la falta de acuerdo de PSOE y PP para su renovación. Por primera vez, el desfile se desarrollaba sin la presencia de la máxima representación del gobierno de los jueces, sin la figura de la presidencia del CGPJ. Carlos Lesmes anunció su renuncia el domingo, la hacía oficial el lunes y ayer mismo el Boletín Oficial del Estado publicaba el cese. Lesmes ya había anticipado que no asistiría a los actos del 12-O. Sí se esperaba que acudieran los vocales del CGPJ, entre otros representantes de la justicia. Pero —y este es el segundo incidente—, vocales del sector conservador del organismo se revolvieron y declinaron sumarse al desfile con el argumento de que las invitaciones, que remite el Ministerio de Defensa les habían llegado tarde tras temer que no serían convocados, con la indicación de ir sin acompañante y no de forma simultánea a las que cursa la Casa Real para la recepción en palacio, como es habitual. A esta última no faltaron.

Por parte del Gobierno, la única vicepresidenta que asistió a desfile y recepción fue Yolanda Díaz, ya que Nadia Calviño y Teresa Ribera tenían agenda fuera de España. Aparte de ellas, sólo faltaron los titulares de Derechos Sociales, Ione Belarra —en muy avanzado estado de gestación—, y de Universidades, Joan Subirats, , de Unidas Podemos, además de la ministra de Industria, Reyes Maroto.

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