El TS pide al fiscal que se pronuncie ya sobre el vicepresidente segundo
El juez Manuel García-Castellón acaba de abrir una vía judicial contra Pablo Iglesias muy compleja y, sobre todo, de desenlace imprevisible y de calendario incierto. Y ya no sólo porque las decisiones de un tribunal, en este caso el Supremo, son siempre una incógnita, sino porque en este procedimiento las variables que pueden influir en el resultado final, y en el tiempo de resolución, son muchas más que en cualquier otra causa de la justicia ordinaria.
La primera sorpresa de este azaroso procedimiento se produjo ayer mismo, cuando el siempre parsimonioso Supremo cambió sus habituales ritmos y, menos de 24 horas después de que la Audiencia Nacional le remitiera el expediente del caso Dina, dio traslado al fiscal para que informe «sobre competencia y contenido de la exposición». O sea, para que el Ministerio Público, que ya en su momento se manifestó en contra de perseguir penalmente al líder de Podemos por haberse inventando supuestamente una confabulación contra él, diga si ve o no indicios para abrir una investigación a Iglesias en base a los razonamientos expuestos por el magistrado del tribunal de la calle Génova.
Vistos los precedentes, no será ninguna sorpresa que la Fiscalía se muestre en contra de abrir una investigación. El único interrogante es si la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, se abstiene de dar instrucciones en este asunto, por haber sido miembro del Ejecutivo del que ahora es número 2 Iglesias- y deja total autonomía al fiscal jefe del Supremo, Luis Navajas.
El líder del PP, Pablo Casado, volvió a exigir a Sánchez que «cese de inmediato» a Iglesias. La nueva situación judicial del vicepresidente segundo ha dado munición a los populares, que arrecian su ofensiva contra el secretario general de Podemos. Los conservadores reclaman a Sánchez que aplique el mismo baremo que utilizó hace dos años para impulsar la moción de censura contra Mariano Rajoy y aparte a Iglesias del Gobierno. De lo contrario, insisten, será «cómplice» de los delitos de los que se le acusa. Casado le pidió «un poco de ejemplaridad pública».