Diario de León

Lugares malditos

l Lorenzo Fernández Bueno publica un libro con los lugares más misteriosos de España, incluida Ponferrada y los templarios. Filandó n ‘La España maldita’, de Lorenzo fernández Bueno, se adentra en enclaves templarios, nidos de brujas, rutas que conducen al infierno y otros lugares míticos. Ponferrada es uno de ellos

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N uestra geografía está llena de lugares que encierran una maldición, desde muchas de las construcciones templarias, ligadas siempre a reliquias sagradas o fenómenos extraños, hasta las cuevas con símbolos extraños en sus paredes, o los lugares que acumulan historias sobre suicidas. La tipología es diversa y variopinta pero todos estos lugares están ligados a fenómenos extraños más o menos inexplicables y a la presencia de lo maldito. Pero ¿qué tienen en común la isla cántabra de Pedrosa, los santuarios gallegos de los endemoniados, la cueva toledana de los siete cerrojos o los nidos de brujas de Navarra? ¿Qué hay detrás de las muertes que se han producido en el aterrador triángulo de los suicidas de Andalucía? ¿Existen realmente los pueblos malditos?

Lorenzo Fernández, periodista especializado en esta temática, director de las revistas de referencia Enigma s y Año Cero , ha seleccionado estos y otros muchos lugares «malditos» de nuestra geografía, todos ellos visitados personalmente, que describe un viaje no exento de miedo por estos parajes donde el ambiente se condensa y la historia se alía con la leyenda para invitarnos a marchar cuanto antes.

De su mano conoceremos sucesos que no tienen fácil explicación y que incluso se han convertido en tabú, como el triángulo mortal en tierras de Jaén y Córdoba donde se multiplican los suicidios más que en otros lugares, los niños espectrales (niños que surgen de la nada recorriendo los pasillos de determinados edificios como el CS Castilla del Pino De Córdoba, o el Ayuntamiento de Jaén), los fantasmas del cuartel de Cerler (Huesca), los lugares preferidos por las brujas para hacer sus contubernios y aquelarres, la leyenda negra de ciertos sitios, como el Aeropuerto canario de Los Rodeos, las misteriosas desapariciones de personas en determinados puntos de la geografía española, los bosques encantados, como el de Orrius (Barcelona), las damas blancas que aparecen en castillos como el de Santiuste,.. y otros muchos rincones misteriosos y malditos.

«Al palpar la cercanía de la muerte, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad, porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales», escribió Delibes.

Lorenzo Fernández recoge también en este libro muchas leyendas que esconden misterios sin resolver, como la del Cortijo de las Ánimas, en la sierra de Cazorla (Jaén), la cueva de Zugarramundi, en Navarra, donde todavía se respira un aire mágico que nos lleva a un tiempo de brujas y aquelarres, la cueva toledana de Hércules, donde la tradición asegura que estuvo oculta la Mesa de Salomón, fundamental para activar el poder del Arca de la Alianza, las leyendas del granadino barrio del Albayzín, donde los fenómenos paranormales y las muertes trágicas han tejido una serie de creencias que hoy se pueden percibir en cada rincón, o las múltiples leyendas de los pueblos de las Hurdes (Cáceres), pueblos, con sus historias de aparecidos, criaturas demoniacas, descabezado, monjas con patas de cabra... y testimonios que ocultan una verdad.

Incluso tenemos nuestro propio Lago Ness en Bañolas y nuestros particulares hombres lobo en Galicia (Allariz, Orense). El autor ha dedicado un capítulo especial del libro a los pueblos malditos, donde recoge historias, unas más conocidas que otras, como la maldición vaqueira, entre Asturias y León, las maldiciones de los pueblos de la Matarraña aragonesa, una de las regiones más mágicas del país, tierra de brujas y leyendas desde tiempos inmemoriales, la historia de la boca del infierno en San Lorenzo del Escorial, las famosas caras del Bélmez, en Jaén o los extraños sucesos de La Mussara, Tarragona, lugar célebre por el elevado número de desapariciones que allí se han producido y por la supuesta maldición que ronda sus ruínas... y muchas otras historias.

Los griales

Los demonios y los exorcismos siempre han formado parte de nuestra cultura y como tal, tienen su presencia en parajes de todo nuestro país: desde el Santo Grial que encontramos en San Juan de la Peña (Aragón) o en la catedral de Valencia hasta las apariciones de la Virgen en lugares como el pueblo cántabro de San Sebastián de Garabandal, pasando por los secretos mágicos que oculta el Santuario de Montserrat, lugar de apariciones de ovnis, de cuevas de brujas y de objetos sagrados que, entre otros, persiguió el líder nazi Heinrich Himmler. Los ovnis y otros fenómenos asociados tienen también su hueco con este libro. En él se recogen los principales avistamientos, y lugares que tienen una especial significación como los llanos de Betancuria (Fuerteventura) el lugar donde más veces ha sido vista la misteriosa luz de Mafasca, el Valle de Ucanca, en Tenerife, donde los nativos guanches aseguraban que los espíritus de hombres malvados quedaron atrapados por una lengua de lava del Teide. Sorprende por ejemplo la piedra de los Villares, en Jaén, dnde hace 10.000 años alguien pintó «dioses con escafandra».

También se recogen historias apócrifas como la del ídolo de Peña Tú, en la sierra asturiana de La Borbolla, un misterioso antropomorfo con miles de años de antigüedad que no se sabe todavía a quién representa, los códigos secretos que dejó ocultos el obispo Alonso Suárez en el interior de la catedral de Jaén, las famosas pirámides de Güimar en Tenerife... y tantos otros misterios que podrían estar asociados a presencias todavía no identificadas.

Los templarios

Y por último, los templarios, que han dejado en nuestro país numerosos rincones llenos de enigmáticas leyendas, muchas de ellas ligados al supuesto gran tesoro templario oculto en alguna de sus encomiendas o propiedades.

Esta orden, que llegó a convertirse en el ejército más poderoso de Europa y que únicamente debía obedecía al papa, llegó a acumular rentas tan caudalosas que hasta los reyes se arrodillaban ante ellos. Estos monjes guerreros sembraron la península de asentamientos templarios, como el castillo berciano de Ponferrada, cuajado de leyendas sobre tesoros, claves ocultas, vírgenes negras, caminos iniciáticos... Mucho más modesta es la ermita del cañón del Río Lobos, donde podemos observar la influencia aparentemente templaria de muchos de los símbolos que la adornan, o la iglesia segoviana de la Vera Cruz, de curiosa planta octogonal, como el Santo Sepulcro de Jerusalén, o el castillo toledano de San Servando (por cuyo interior se pasea el supuesto fantasma de un caballero de la Orden que una noche toledana se encontró con su destino), o la Talla de la Virgen de Adeje, para muchos la última Virgen del Temple, y la que ocultaría en su manto, el gran secreto de los Templarios: ni más ni menos que la ubicación del tesoro de la Orden.

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