Diario de León

Jesús Vázquez: "En el armario se sufre muchísimo"

El presentador vuelve a recorrer los pueblos de España con la nueva campaña de 'Juntos brillamos más'. "La gente siempre es mejor que sus políticos"

El presentador Jesús Vázquez. DL

El presentador Jesús Vázquez. DL

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Arantza Furundarena
León

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Le ofrecen orujo a las diez de la mañana... "Te lo tienes que tomar, que lo he hecho yo". O unos dulces típicos de la región. "Pero es que acabo de desayunar". "Ah, pues entonces prueba esta morcilla casera".

Jesús Vázquez admite pasárselo bomba (y ponerse morado) cada vez que le toca recorrer los pueblos seleccionados en 'Juntos brillamos más'.

El miércoles presentó en Madrid la nueva edición de esta iniciativa creada por Ferrero Rocher, que este año tiene como eje central el reencuentro.

"Hay que recuperar la ilusión y las tradiciones que nos arrebató este virus maldito", proclama Vázquez antes de embarcarse en un periplo que le llevará a Huelva, Burgos, Avila y Castellón, a través de pueblos como Beas, Briviesca, Las Navas del Marqués y Peñíscola.

De paso, el embajador y presentador de esta campaña de corte netamente navideño aprovechará para sacarse la espina de la Nochebuena de 2020, la más triste de su vida. "Nunca había estado tan solo", confiesa. Porque aunque la pasó junto a su marido, Roberto Cortés, con el que acaba de celebrar 16 años de feliz matrimonio, no pudo reunir en su casa a sus suegros, a su padre y a su hermana. "Fue durísimo. Pusimos el árbol, hicimos una cena especial y veíamos a nuestros familiares a través de una tableta. Todos estábamos en plan 'no pasa nada', pero sí pasaba".

Militante en el buen rollo, el presentador disfruta como un niño viendo cómo los vecinos se unen para conseguir que su localidad brille más que las demás candidatas. "Esto te reconcilia con la gente y te demuestra que si todos remamos en la misma dirección se consiguen cosas buenas.

Algo así les vendría bien a nuestros líderes -razona-, porque en general los ciudadanos suelen ser mejores que sus políticos".

En los pueblos que recorre le invitan a entrar en las casas. "Literalmente te arrastran", comenta divertido. Y le empapuzan de exquisiteces...

"Por suerte no hago dieta. Y mucho menos esos ayunos que están ahora tan de moda". Eso sí, Vázquez se ha montado un gimnasio en el garaje para mantenerse en forma. "A mis 56 años me siento genial. No tengo ni colesterol".

Si algo ha echado de menos durante la pandemia Jesús Vázquez ha sido el contacto físico. "Me frustraba no poder tocar a la gente. Yo soy muy de abrazar, creo en el valor terapéutico de los abrazos y lo practico".

A su amiga Ana Rosa Quintana le envió hace unos días un enorme abrazo por teléfono.

"Va a vencer el cáncer. Seguro que en unos meses volverá a ser la de siempre. Ana tiene una cosa que es imprescindible en los que nos dedicamos a comunicar y es que ella es como la ves: directa, sencilla, campechana, divertida, bromista. Y muy disfrutona".

Un niño "torpón" La infancia de Jesús Vázquez no fue muy de disfrutar. Se recuerda a sí mismo como un niño muy bueno, muy formal. Y un poco torpón. "Iba andando por la calle de la mano de mi madre y de repente me comía una farola. Pero sacaba buenas notas y no di grandes problemas en casa. Yo era de esos críos que no llaman la atención. No sé cómo he acabado donde he acabado, ja, ja, ja.". Aquel chaval sufría más de la cuenta porque le gustaban los chicos. "Nací en el franquismo y crecí con muchísimo miedo, muy metido en el armario, donde se sufre muchísimo".

La cosa empeoró cuando su familia se mudó a Madrid. En el colegio, Jesús era el nuevo, "un niño de diez años, tímido y reservado, que tenía pluma, acento gallego, gafas... Me hicieron bullying". La revancha llegó cuando a los 15 pegó un estirón y las niñas del colegio de al lado empezaron a preguntar quién era ese chico tan mono... "Los mismos que me habían humillado me invitaban ahora a sus guateques".

Hoy este presentador de éxito y viajero empedernido que sueña con visitar el Polo Norte y Nueva Zelanda, contempla sus altibajos profesionales y personales con una sonrisa. "A mí me ha llegado a perseguir la Justicia injustamente", dice en referencia al caso Arny, del que resultó absuelto.

"La vida me ha dado unas cuantas lecciones. Pero aquí estoy. Por eso, aunque no soy muy de redes, me encanta difundir mensajes de ánimo a los que lo están pasando mal. Tengo un millón de seguidores y pienso que si consigo alegrar el día a tres o cuatro personas, ya tiene sentido Instagram".

Embajador de Acnur desde hace años, Vázquez piensa dejar su herencia a los niños refugiados. Sus familiares lo aceptan. "Al menos, no me han dicho nada. Siempre les he ayudado en lo que he podido y seguiré haciéndolo".

Porque Jesús Vázquez no tiene hijos. "Roberto y yo estuvimos dándole vueltas, pero al final decidimos que no necesitamos ser padres para sentirnos plenos, realizados y felices".

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