Diario de León

INNOVA

La UE aplica el cost a las cuencas

TRES PATAS. El programa europeo de Cooperación en Ciencia y Tecnología fija su vista en León. El 23 de mayo Icamcyl le presenta las zonas identificadas como pilotos, y el 3 y 4 de octubre la provincia acoge a expertos internacionales en materiales críticos.

Santiago Cuesta, con parte de su equipo de Icamcyl que desde el Parque Tecnológico de León investiga materiales resistentes en el programa CRM Extreme

Santiago Cuesta, con parte de su equipo de Icamcyl que desde el Parque Tecnológico de León investiga materiales resistentes en el programa CRM Extreme

León

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Avanzar en la investigación de aleaciones punteras capaces de resistir las altísimas temperaturas que exigen las futuras fórmulas de generación de energía (solar y nuclear) y producción industrial; extraer todo los materiales aprovechables de los restos de la antigua minería y dotar a las regiones en transición energética de herramientas de futuro que garanticen la sostenibilidad social y del empleo son las tres patas fundamentales de los programas europeos de redes internacionales en los que León inicia su andadura y captación de financiación y proyectos a través del Centro Internacional de Materiales Avanzados y Materias Primas (Icamcyl).

Minea, Engager y CRM Extreme son las tres redes en las que ya hay proyectos y actividades programadas, la primera para este mes de mayo. El futuro económico de la provincia y la reestructuración no sólo económica, sino también social de las cuencas, se teje en estos programas de cooperación internacional. «León, y el atractivo que ofrece para proyectos innovadores, ya está en la agenda de Europa», insiste el director general del Icamcyl, Santiago Cuesta. Con la ventaja de que participar en estas redes implica que «se crean oportunidades que están abiertas, permiten a otros agentes de la región sumarse a los proyectos que van a ir presentándose y desarrollándose».

Es el caso de la iniciativa CRM Extreme, la que tiene un mayor componente tecnológico y de I+D. Se trata de una red de expertos internacionales que busca alternativas a las materias primas críticas que se utilizan en procesos en condiciones extremas de resistencia, con el objetivo de encontrar materiales de sustitución que sean capaces de ser utilizados en estas industrias punteras y críticas de cara al futuro. «El principal problema que plantean estas materias críticas es que es muy difícil acceder a ellas, y además son muy difíciles de sustituir».

Es el caso del tungsteno (wolframio), del que la provincia de León guarda el 10% de las reservas mundiales, y que ya ha sido explotado en otras épocas. «Es el elemento de la tabla periódica que tiene un punto de fusión más alto, más de 3.000 grados. Por eso se usa en las aleaciones que tienen que resistir condiciones extremas de temperatura. Y es muy difícil de sustituir, no hay otros materiales que tengan esas propiedades». Ahí es donde entra la capacidad de investigar en la vanguardia de los nuevos materiales, explica Cuesta.

«Se trata de encontrar materiales avanzados que están funcionando en nuestra tecnología, y que operan en condiciones extremas. Muchos de ellos son la base de las cadenas de valor de nuestro día a día». Pone como ejemplo los carburos cementados de tungsteno, que se utilizan en las herramientas de corte en producción de componentes a gran escala; «es la única herramienta de precisión y duradera. Tiene gran importancia y hoy no hay alternativa a estos materiales».

Lo mismo ocurre con las aleaciones con materiales refractarios críticos que se utilizan en las turbinas de los aviones. «Cuanto más alta sea la temperatura de trabajo de una turbina más alta es la eficiencia, y menor el consumo de carburante y las emisiones de CO2. A día de hoy no se conocen aleaciones alternativas, y en eso estamos trabajando, en jugar con otros elementos que sean menos críticos en el suministro para poder tener aleaciones que ofrezcan las mismas condiciones de exigencia, pero que no tengan esos elementos críticos, como por ejemplo el wolframio».

Otro ejemplo que Santiago Cuesta conoce bien es el de las investigaciones para la pared del reactor experimental de fusión nuclear del proyecto Iter. «Es el proyecto de cooperación internacional al que más fondos ha destinado nunca la humanidad». En el que él ha colaborado en su anterior etapa profesional. «Es el futuro de la energía limpia, una energía nuclear que no genera residuos. Sin embargo, alcanza unas elevadas temperaturas que exigen gran seguridad en los mecanismos de confinamiento del plasma en fusión, que tiene una temperatura similar al sol». La investigación que se lleva a cabo en este sentido trabaja con tungsteno nanoestructurado, para logar un material capaz de crear una estructura que resista esas temperaturas.

«Esos materiales son vitales para las tecnologías emergentes. Y en eso estamos trabajando en esta red europea, y a través del Icamcyl desde León. En buscar nuevas estructuras capaces de tener las propiedades de esos materiales críticos, pero sin depender de ellos». El polo innovador de León trabaja en aquellos materiales que se utilizarán para los nuevos sistemas de generación de energía (también han trabajado en el programa Nextower, de desarrollo de materiales innovadores para mejorar el funcionamiento de las torres de energía solar concentrada, que exigen conductos realizados con aleaciones capaces de resistir elevadísimas temperaturas) y de componentes de manufactura.

Pobreza energética

Los proyectos de cooperación de redes europeas en los que se ha introducido Icamcyl no vuelven la cara tampoco a la realidad que la acelerada y poco planificada transición energética supone para la provincia, no sólo sus consecuencias económicas sino también sociales. «El programa Engager trabaja los problemas de pobreza energética en la UE, y atiende un apartado de regiones en transición, en el que expertos internacionales identifican los problemas y las soluciones y actividades que pueden ofrecerse. Desde Icamcyl hemos puesto encima de la mesa de los proyectos financiados por la UE la realidad de León y Palencia. En Europa hay varios países que han apostado por la retirada del carbón, pero no hay casos de una región en la que afecte de la manera de la nuestra. En muy pocos años han desaparecido muchos empleos, se ha puesto fin de golpe a la minería energética y se han cerrado las plantas, cuando todavía no hay un plan claro de cómo se va a organizar la población, ni de cómo se va a sustituir la producción de energía», explica Cuesta.

Que añade que la experiencia «ha sido muy interesante. Hemos expuesto lo que ocurre aquí y que se propongan soluciones a nivel europeo. De momento la Comisión Europea ya ha incluido programas de trabajo, que acogen las actuaciones que financia, y el año pasado incluyó para el actual ejercicio una llamada a nuevos proyectos». Serán alrededor de cuatro proyectos, de entre 2 y 3 millones de dotación, que «no sólo se refieren a las regiones en transición energética, sino que incluyen específicamente la condición de que sean transición del carbón. E incluyen que las acciones deben recuperar socialmente las comarcas que están afectadas por esta situación».

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