Diario de León

La UE da por cerrado el conflicto de los submarinos con Estados Unidos

La charla de Biden y Macron sobre Aukus muestra que «los canales de comunicación se han restablecido»

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La Comisión Europea suspiró ayer con alivio. Después de una semana de difíciles equilibrios políticos, ayer pudo finalmente dar por cerrada la crisis de los submarinos entre Francia y EE UU a raíz de la nueva alianza anglosajona en el Pacífico. Se aferró a la conversación entre Emmanuel Macron y Joe Biden donde ambos escenificaron su reconciliación y al pacto suscrito por la UE y Estados Unidos para aumentar la donación de vacunas a países desfavorecidos como los dos argumentos para zanjar una polémica que involucraba de lleno a dos naciones indispensables en los intereses de Bruselas.

La presión decayó el miércoles cuando los dos líderes mantuvieron una conversación telefónica donde el estadounidense admitió que el asunto no se hubiera convertido en una guerra diplomática si hubiera consultado sus planes estratégicos sobre la alianza militar Aukus con París y los demás «socios europeos».

No lamentó, sin embargo, que la industria naval gala haya perdido un contrato millonario para la entrega de varios submarinos a la Armada australiana, que ahora serán fabricados y equipados con tecnología nuclear por Estados Unidos. Todo ello en virtud del nuevo pacto militar firmado por EE UU, Reino Unido y Australia para vigilar las aguas indopacíficas frente a China, del que ni la UE ni sus miembros tenían conocimiento.

Los aliados deben hablar «Estos contactos están en línea con la visión de la presidenta, Ursula von der Leyen, de tener en cuenta a los amigos en la toma de decisiones y tratar los temas conjuntamente cuando surjan. Los aliados tienen que hablar entre ellos», explicó ayer el portavoz principal de la Comisión, Eric Mamer, en referencia a la conversación entre Macron y Biden, que tendrá su continuación en las próximas semanas de manera presencial.

Mamer se felicitó por el hecho de que los dos gobernantes hayan puesto fin a la polémica y estén dispuestos a verse en octubre. «Muestra que los canales de comunicación se han restablecido», subrayó. Además, destacó que en el comunicado conjunto que sus gabinetes difundieron tras la llamada se cite la importancia de la estrategia de la UE en la región indopacífica y la necesidad de reforzar las capacidades militares europeas, una suerte de reconocimiento testimonial hacia Bruselas. No obstante, todavía quedan algunos flecos por resolver. Mamer admitió que la Comisión debe discutir ahora «el camino a seguir» con la petición francesa para aplazar el consejo sobre comercio y tecnología con Estados Unidos previsto a finales de octubre. Y luego están las compensaciones que exigirá al Gobierno australiano el grupo naval francés al que se le adjudicó originalmente la construcción de los submarinos, compuesto mayoritariamente por capital público. Según medios franceses y estadounidenses, la compañía ha invertido ya mil millones en el diseño de los navíos.

Macron ha vuelto a tratarse con Biden y en breve el embajador galo volverá a su puesto en Estados Unidos. Otra cosa es el primer ministro australiano, Scott Morrison, al que todavía no ha cogido el teléfono y el ‘premier’ Boris Johnson, cuyo gabinete opina que parte del malestar francés vendría por el brexit.

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