Diario de León

La cercanía como marca

«En 62 años abiertos, nunca vi algo así»

Todavía no dan la campaña por perdida, aunque el impacto del covid en la cuenta de resultados deja ya muy poco margen a los empresarios de la provincia, sobre todo a los que dependen del ocio, en pausa prácticamente desde hace ocho meses

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Guarda en su tienda un verdadero tesoro. Auténticas reliquias que convierten la juguetería Exclusivas Cervantes en un lugar de peregrinación para coleccionistas de toda España. Llegó a tener doce trabajadores en sus mejores años, «en torno a 1986», recuerda María Jesús Carbajo Martín, que regenta ahora el negocio que levantó su madre Paquita Martín Caballero a finales de los cincuenta. «Nunca vi algo así en los 62 años que llevamos abiertos», lamenta. «Hemos notado un bajón importante porque tenemos muchos clientes de fuera que no pueden viajar, pero, por otro lado, al quedarse la gente en casa, se han vendido más maquetas, juegos de construcción y de mesa. El leonés tiene que valorar el comercio tradicional y no comprar tanto en las grandes superficies. Hay que ir a la panadería de tu barrio», reclama. «Es muy triste ver la ciudad así», añade.

La misma opinión comparten el resto de autónomos consultados, que coinciden también en que hacen falta medidas efectivas, «como la bajada del IVA en las peluquerías», señala Isabel Urdiales, que dirige el centro de estilismo que hay junto a los cines Vang Gogh. «Nos lo subieron del 8 al 21% y estamos pidiendo que lo pongan al diez para sobrevivir y mantener a los empleados», avisa. Asume más gastos que antes, «porque cumplimos con todas las medidas de seguridad», y percibe menos ingresos. «Hay clientes que ya no vienen todas las semanas, como antes. O que se tiñen en sus casas porque no quieren coincidir con otras personas», aclara. Confía en que la situación mejore, pero —como en el resto de sectores afectados— reivindica «más apoyo para los autónomos y las pymes, que son las que de verdad crean puestos de trabajo. Si no muchas cerrarán», subraya.

Avisa de que la incertidumbre y el miedo maridan mal con la recuperación económica y, aunque no quiere dar la campaña por perdida, pronostica unas navidades complicadas si la curva que marca la evolución del covid no decae notablemente.

Aún así, quiere ser «optimista», como Guillermo León Prieto, que regenta la administración de lotería Perico Quinielas, en la calle Gil y Carrasco. «Es verdad que estos últimos meses han sido bastantes raros y nosotros lo hemos notado porque muchos de nuestros clientes son mayores y han tenido problemas para acercarse hasta aquí, pero en las dos últimas semanas hay más movimiento y ya se empiezan a comprar los décimos. El anuncio de la lotería ha sido el pistoletazo de salida», apunta.

Cree que los leoneses cumplirán con la tradición, a pesar de las restricciones que rodean a la pandemia, aunque el cierre de los bares le afecta. «Hace daño a nuestra facturación porque mucha lotería de Navidad se vende a través de ellos o de los clubes de fútbol y cofradías», explica Guillermo, que también está presente en internet. «Así la gente no tiene que desplazarse, aunque espero que León recupere su actividad, abran los bares y vuelva la vida a la calle», apunta. «Cumplimos cincuenta años y tengo buenas vibraciones». revela.

Muchos menos tiempo lleva abierto Luisa Gourmet, en el número 4 de la plaza de Colón. Alfonso Rodríguez Otero empezó la reforma del local «en plena pandemia» y el 12 agosto inauguró su tienda, donde ofrece productos «selectos y exclusivos, que no pueden encontrarse en ningún otro sitio de León». De momento la gente ha respondido «bien» y espera que la campaña de Navidad no se resiente por el covid. Como el resto, aboga por un consumo responsable, de «proximidad», el que realmente genera valor añadido a toda la cadena.

Sobre esto también incide David Hunt, al frente de la Confitería Montañés, en la Corredera. «Hay que comprar en las tiendas de barrio. A una ciudad como León le hacen mucho daño las grandes superficies», asegura.

Asume que la situación sanitaria recortará este año los ingresos, aunque confía en que el mes de diciembre no sea tan aciago como los anteriores. Hará, como en los años precedentes, decenas de roscones de reyes. «Hay que seguir trabajando y, dentro de lo posible, normalizar las cosas», señala.

Más difícil lo tiene David González, que dirige desde hace un año el New Port, en la avenida Reyes Leoneses. Lo mantiene cerrado porque si solo funcionara con servicio a domicilio no podría acceder a las ayudas públicas. «Necesitamos ayudas directas de la administración si quiere que los bares sigan funcionando. También pedimos créditos que aporten liquidez para operar el próximo ejercicio. Habrá que acondicionar las instalaciones y adaptar las terrazas, entre otras cosas», advierte.

Un impacto similar han sufrido en el Patio de San Andrés, con capacidad para sesenta comensales en el restaurante cerrado y para 180 en la terraza. Roberto Aldeiturriaga, su dueño, no entiende que le obliguen a cerrar cuando dispone de espacio suficiente. «Lo llevamos mal porque nada tiene sentido. Hay que poner unas normas de aforo y de seguridad, pero no cerrar todos los negocios», apunta. Al menos a él no le han llegado las ayudas. Tampoco a Marta María Carbajo, de Kadesh Moda. «Hay demasiada letra pequeña», añade.

Advierte, además, que «lo peor llegará en 2021» y pide que se amplíen los bonos al consumo, que «han servido para sobrellevar el otoño, pero se acaban», avisa desde su comercio de ropa, ubicado en el barrio de San Mamés.

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