Adif hace perder el tren a Feve

La obra se vendió con un plazo de ejecución de cuatro meses, pero lleva en los despachos más de tres años sin que se mueva ni siquiera un metro cúbico de tierra. En todo este tiempo, se hubiera podido ejecutar nueve veces la urbanización, aunque a día de hoy en el sector de la estación de Feve no hay nada más que una escollera en la que se pudren a la intemperie los materiales sobrantes de la integración. Esta primavera habrá que volver a desbrozar la maleza que crece sin freno. Mientras, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) empieza de nuevo con la tramitación de un proyecto que ha boicoteado de manera sistemática, en paralelo al bloqueo de la vuelta de los trenes a la terminal de la avenida Padre Isla.

La necesidad de tramitar un nuevo proyecto corona el despropósito del plan que se abrió en febrero de 2017. Con los trabajos de la traza ferroviaria todavía pendientes de rematar, el entonces alcalde, Antonio Silván, se reunió con el Adif para proponerle que urbanizara los 10.000 metros cuadrados del sector de la terminal. El suelo no entraban en el contrato de la integración, ni el ente ferroviario, propietario único de los terrenos, tenía intención de desarrollarlo, a la espera de que el mercado de la construcción volviera a encarecer las cinco parcelas, con 142 viviendas en total, por las que en 2010 habían estimado que obtendrían unas plusvalías de 39,8 millones de euros.

El encuentro se saldó con el compromiso de Adif de que ejecutaría la urbanización y dejaría las parcelas como zona verde, para uso público, hasta que decidiera venderlas. El plan quedó pendiente de un convenio en el que se pusieron a trabajar los técnicos de ambas administraciones. Antes de final de ese año 2017, los profesionales del consistorio de la capital leonesa enviaron el borrador con el ánimo de acelerar los plazos. No lo consiguieron. El ente ferroviario, receloso de salvaguardar que el suelo no se quedara para siempre como zona verde, lo entretuvo, con matices sucesivos, hasta que el 21 de diciembre de 2018, ya con el nuevo Gobierno del PSOE, terminó por aprobarlo, sin acto público ni escenificación.

El plan pasaba por que, a partir de ese momento, se cumpliría con un calendario de tramitación que permitiría ver los primeros trabajos en verano de 2019 como muy tarde. Para lograrlo, los técnicos municipales, en colaboración con sus colegas de Adif en León, les entregaron incluso la documentación para promover el estudio detalle y la necesaria modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Los responsables de la empresa estatal dependiente de Fomento sólo tenían que registrarlo en el consistorio, pero no lo hicieron hasta el 22 de febrero de 2019.

El convenio marcaba que las obras podrían comenzar sólo con la aprobación provisional de la modificación del PGOU, sin esperar a la definitiva, para acelerar plazos. El Ayuntamiento de León, ya con nuevo equipo de gobierno municipal, cumplió con el trámite el 9 de septiembre de 2019, en espera de que el Adif avanzara en la contratación de los trabajos, e incluso santificó la ratificación total en julio de 2020. Dio igual. En todo este tiempo, el ente ferroviario se mantuvo parado sin cumplir con su parte.

Los responsables del Adif paralizaron la parte del guion en la que se marcaba que, para no tener que sacar un nuevo contrato y agilizar los plazos, se podía aprovechar el excedente presupuestario de la integración. Habían quedado pendientes de ejecutar 1.159.053 euros. Pero para conseguirlo, debían solicitar un modificado de contrato. Durante más de un año y medio, no lo hicieron, cada vez con una excusa. Al final, este otoño terminaron por enviar la documentación a los inspectores del Ministerio de Movilidad, Transportes y Agenda Urbana. Hace un mes, los técnicos ministeriales lo rechazaron.

Ahora, con los planos que hay, sin cambiar la organización del sector, Adif compromete que presentará la documentación para licitar las obras a primeros de año y, luego, las adjudicará. Después, sólo serán cuatro meses.