Diario de León

Manuel Romera, director de sector financiero de iE University

«La burocracia para recibir los fondos europeos está aún muy en pañales»

Manuel Romera, experto en finanzas de IE University, durante su visita a León esta semana. FERNANDO OTERO

Manuel Romera, experto en finanzas de IE University, durante su visita a León esta semana. FERNANDO OTERO

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La llegada de los fondos europeos para la recuperación es fundamental para la reactivación de la economía tras la pandemia, sin embargo la burocracia española no está suficientemente preparada para gestionarlos. Serán sobre todo las empresas las que tengan que aprovechar las oportunidades. En un entorno que, con el ritmo actual de vacunación, permitirá que la actividad se recupere rápido y fuerte en la última parte del año. Queda por resolver el enorme incremento de la deuda pública, y hacerlo intentando recaudar con una subida del impuesto de sociedades «es un error y penaliza el empleo». Son algunas de las reflexiones del economista Manuel Romera, consejero de empresas y experto en análisis y valoración, que esta semana ofreció una conferencia sobre las oportunidades y amenazas de la recuperación dentro del Programa de Alta Dirección de IE University, con la colaboración de Avalora.

—La gran esperanza de la recuperación económica es la llegada de los fondos europeos. ¿Se está gestionando correctamente este proceso?

—Todo está muy en pañales, no se ha definido. Nadie sabe exactamente dónde van a ir los fondos, ni siquiera la Ceoe tiene claro cuánto dinero va a llegar. Además con las actuales leyes de contratos públicos y subvenciones sólo se podrá recibir el 39% de lo previsto, porque la tramitación burocrática no está suficientemente desarrollada para que las empresas accedan a ellos. Empezamos mal.

—Hablamos de economía verde, digitalización, sostenibilidad,... ¿Van a llegar las pymes a estas ayudas?

—Como grandes apartados están muy bien, pero el tejido empresarial es muy diverso. De momento, lo que hay es mucha micropyme que necesita como agua de mayo una financiación que ni siquieara ha llegado realmente a la hostelería, como se ha prometido. Está claro que si la economía se dinamiza va a crecer brutalmente rápido y brutalmente fuerte. La pregunta es cuándo va a ocurrir eso, y si se va a controlar al covid para que ocurra. Si es así tendremos un tercer trimestre descomunal, y los servicios el mejor verano de la historia. Si no, vamos a poner en juego al sistema financiero. Estamos en un momento definitivo, y todo depende de si antes del verano conseguimos tener al 55% de la población vacunada.

—Si no estamos bien preparados para acceder a los fondos europeos, ¿estamos vendiendo humo?

—La ley de contratos del Estado y la de subvenciones públicas han de modificarse para agilizar la burocracia y que el dinero pueda llegar, que los proyectos candidatos cumplan las condiciones que exige la Comisión Europea. Esto es una decisión política, en mi opinión no está muy bien controlado, a estas alturas la sensación es que todo está muy en pañales, cuando debería estar ya muy implementado. Creo que si fiamos la solución de todo esto a la gestión pública tendremos problemas. Si los fondos llegan será por la cantidad de empresas que van a aprovechar las oportunidades, y eso impulsará el consumo, la inversión, la exportación, la productividad,...

—Ponerse en manos de la iniciativa privada ¿es un cambio de mentalidad en el país?

—Sí, pero eso tiene que ocurrir. Porque son muchas las empresas que, cuando esto acabe, se van a desarrollar espectacularmente.

—¿De qué depende la reactivación, o el escenario opuesto de quiebra, además de las vacunas?

—Es un momento muy delicado, y hay poco tiempo. Si somos prácticos y tocamos suelo, de lo que depende es de vacunar a 500.000 personas al día. Si es así el problema se acaba, y también este escenario de retransmisión directa de las muertes, que ha generado un agobio social espectacular. Se irá con tanta virulencia como vino.

—¿Se alcanzará entonces la normalidad como la conocíamos antes de la pandemia?

—La normalidad sociológica llegará a mucha más velocidad de lo que la gente piensa. Y en el aspecto económico, ha sido y aún es un momento de grandes oportunidades, que muchas personas están aprovechando. Los fondos no han dejado de invertir este año, la pandemia ha colocado a muchas empresas a precios muy interesantes. Pocas veces he visto en los mercados momentos de terror tan intenso como en los últimos meses.

—Hay oportunidades pero la volatilidad, que es algo con lo que ya vivíamos, invita al pequeño inversor a la prudencia.

—A corto plazo es imposible no tener volatilidad, nadie sabe qué va a pasar. Por eso la prudencia de invertir para obtener rentabilidad a medio o largo plazo. Hay que tener paciencia para que los movimientos provocados por un pánico colectivo que no está justificado en la viabilidad de las empresas no afecte a las inversiones, y eso sí ha ocurrido. Siendo prácticos, si la pandemia se va a superar, la probabilidad de que este año y el próximo sean buenos en bolsa es muy alta. Y sigue habiendo muchas oportunidades para invertir.

—¿Qué consecuencias tendrá para el futuro económico el fuerte incremento de la deuda pública?

—Se ha incrementado de forma brutal, y pronto la Troika le pondrá freno. No hace falta ser economista para ver que nos hemos pasado de la raya. Esa deuda da economía del bienestar, pero cuando se hincha en exceso trae problemas. Se avecina un incremento de la inflación que espero que venga con crecimiento para compensar la inyección de dinero, si no habrá más paro y eso es peligroso. Todo tiene su límite.

—¿Cómo valora los cambios que se anuncian en la fiscalidad?

—La recaudación se activa cuando se bajan los tipos impositivos, entonces hay más actividad y se recauda más. Aquí los políticos no entienden que los impuestos que más ingresos generan son el IRPF y el IVA, y el de sociedades mucho menos. Si subes el de sociedades además se genera desconfianza en la economía, no se crea empleo y baja la recaudación de los otros impuestos. Es un error.

—La banca afronta otra reconversión, lleva mucho tiempo tensionada. ¿Es esa la solución?

—Es la única solución hoy en día. Detrás de lo que llamamos sinergias lo que hay son despidos. De cada cien euros que gastan los bancos 60 son de personal, y las fusiones permiten justificar esos despidos masivos. La reducción de personal es una necesidad en un entorno de márgenes financieros en negativo y mientras los tipos no cambien. Comienza una nueva ronda de fusiones, y las plantillas se reducirán hasta que haya rentabilidad.

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