Cada dos euros de inversión, nueve de retorno en la montaña

La temporada 2015/2016 puso a la montaña leonesa a mirar al cielo, mientras los días de invierno y el otoño tardío pasaban sin noticias de la nieve. Se mira al cielo como quien espera el milagro, en un entorno de influencia de las estaciones de esquí leonesas (la comarca de Laciana y su núcleo, Villablino, menguantes desde que el declive industrial cerró casi todas las expectativas de vida de la zona, y el alto Porma y el Curueño, donde se ha consolidado una red de soporte turístico que tiene en la nieve su principal motor).

Hay dependencia laboral y económica de la actividad del esquí, anclada hasta ahora por falta de la materia prima. Los años de escasez enfatizan el aliciente que supone el material climático del invierno para estas zonas periféricas de León. Este es uno de eso años en el ciclo de la demora; la nieve, que había permitido a campañas anteriores disfrutar de un aluvión de visitantes y esquiadores, presenta ahora una reticencia que eleva el techo de la apuesta. Las zonas de estaciones de esquí se han sometido a estudios económicos a nivel nacional que concluyen que, con nieve y esquí de por medio, cada dos euros de inversión permiten una reversión de nueve euros al entorno.

Diversificar la oferta turística fuera de las condiciones invernales no basta por el momento para igualar o compensar lo que supone una campaña de esquí en su esplendor.