Diario de León

EL PULSO OBRERO QUE SE GANÓ EN LA CALLE

Cuando Sintel torció el brazo (pero no del todo) al Gobierno

Los trabajadores permanecieron seis meses en una histórica acampada en La Castellana 

La lucha de Sintel se dejó sentir sin descanso en las calles de todo el país, también en León, durante doce años. JESÚS F. SALVADORES

La lucha de Sintel se dejó sentir sin descanso en las calles de todo el país, también en León, durante doce años. JESÚS F. SALVADORES

León

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De lucha obrera y de lucha por los derechos y las prestaciones. De no rendirse y de cómo implicar a todo un país frente a un chiringuito empresarial (público) que dejó en la calle a centenares de familias. De mantener el pulso durante más de dos décadas y no dejar de escudriñar nunca los recovecos de leyes y trampas, de los trabajadores, de los parados y de los jubilados. De eso va la historia de Sintel , de los luchadores leoneses de Sintel, con Hernán Hijosa como su voz sin respiro durante tantos años en León. 

Desde hoy se celebran en León unas jornadas conmemorativas del XXII aniversario de la gran movilización que protagonizaron los trabajadores. 

Sintel representó el triunfo de la lucha obrera, sin más herramientas que su convicción y su capacidad de resistencia, en las narices mismas del corazón financiero de Madrid. Un poblado de chabolas que invadió durante seis meses La Castellana, se manifestó a diario de varias ciudades, plantó un huerto ante un ministerio para suministrar sus comidas y hasta organizó talleres y escuelas. Un pequeño gran universo de resistencia entre plásticos y conciencia obrera.

Un ejemplo que ha seguido peleando años después, pero que marcó un hito en las reivindicaciones no sólo laborales, sino de justicia en los chanchullos empresariales. De aquellas 1.800 familias en lucha, más de 120 eran leonesas. 

Sistemas e Instalaciones de Telecomunicaciones SA (Sintel) nació como empresa en 1975, de la fusión de Liena y Sitre. Se constituyó como filial de Telefónica para asistir a la empresa matriz en redes de comunicaciones, en una época de facturación creciente y contratos y sueldos al resguardo de la competencia. La empresa nacional era su único cliente, pero eso no pareció preocupar nunca.

En 1992, con la Expo de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona, la actividad subió como la espuma. Sin planificación empresarial alguna, la crisis de mediados de los 90 sorprendió a Sintel justo cuando el mercado de las telecomunicaciones comenzaba a liberalizarse, a abrirse a la competencia. 

Sintel se convirtió entonces en un problema para Telefónica, que el 26 de abril de 1996 la vendió a MasTec, empresa propiedad del empresario cubano Mas Canosa, por 27 millones de euros. Una operación rodeada de irregularidades y acusaciones de pago de favores políticos que acabó en la Fiscalía Anticorrupción y la Audiencia Nacional. Sobre la que poco acabó aclarándose.

La lucha pacífica
El Campamento de la Esperanza protagonizó ante el ministerio la lucha de la ex filial de Telefónica

La realidad fue que los propietarios cubanos esquilmaron el patrimonio de Sintel, también el inmobiliario, y acabaron en suspensión de pagos. Con un expediente de regulación de 1.200 empleos sobre los 2.000 que entonces tenía, poco después la vendieron al hijo de un exdiputado de UCD, Carlos Gila, por dos euros. Dos meses después abandonó el cargo. 

En marzo de 2001 la Fiscalía Anticorrupción abrió diligencias para estudiar la venta fraudulenta y el saqueo de la compañía Un día antes, la Dirección General de Trabajo había aprobado el despido de 1.201 trabajadores y abrió expediente de despido para casi el resto de la plantilla. 

Para entonces llevaban ya acumulados meses sin cobrar, y no había con quién negociar la situación fuera del Gobierno. Desde enero se encontraban acampados en el madrileño paseo de La Castellana, ante el Ministerio de Economía. 

Lo que comenzó como una estrambótica protesta acabó convertido, durante seis meses, en parte lamentable del corazón financiero de Madrid. La lucha pacífica de los trabajadores de Sintel, con 1.500 trabajadores y sus familias acampados en el simbólico paseo y ampliando día a día una ciudad de chabolas con una frenética actividad de compañerismo y reivindicación, acabó desquiciando al Gobierno. 

Aquel que se denominó Campamento de la Esperanza fue un ejemplo de lucha y resistencia, que sobrevivió gracias a donativos y ayudas y que recogió a diario la simpatía de muchos de los que padecieron su presencia acusadora. 

La abuela de Sintel

Entrañable fue la figura de Manuela, la ‘abuela de Sintel’, que acudió día a día desde su domicilio en Moratalaz a la protesta que protagonizaban los trabajadores asfixiados por la situación de la empresa. Todo un personaje, que a diario acudía a CC OO para ver en qué causa había que sujetar en esa jornada la pancarta.

Los trabajadores de Sintel no se fueron hasta que se llegó a un acuerdo con el Gobierno. Volvieron a casa a primeros de agosto de 20021, tras seis meses de acampada. 

Para entonces llevaban ya cinco años de lucha. Y un incumplimiento del Gobierno (lo que les llevó a la acampada) que garantizaba el pago de las 7 nóminas que ya les adeudaban por octubre del año 2000, además de no hacer regulaciones de empleo. 

Ahora el Ejecutivo se comprometía a poner en marcha un plan social con prejubilaciones y bajas incentivadas para la mitad de la plantilla, y un programa de recolocación para el resto. 

El acuerdo dejaba a toda la plantilla en situación de paro, pero dos años después la prestación se acabó sin soluciones de empleo para los que quedaban en activo. La protesta de los trabajadores no dejó de oírse en cada acto o visita política, especialmente en época de elecciones. En la primavera de 2003 iniciaron una marcha a pie a Madrid desde distintos puntos del país. 

Un año después los trabajadores crearon una empresa en la que recolocarse, Sintratel, con 200 socios. 

A principios de 2009 la Audiencia Nacional decretó el procesamiento de ocho imputados relacionados con MacTec, pero sobreseyó las acciones contra otros 16, entre ellos los responsables de Telefónica. 

Finalmente los trabajadores de Sintel llegaron en septiembre de 2012 a un acuerdo extrajudicial con la empresa de Mas Canosa para recibir 35 millones de euros por la quiebra de la empresa en 2001. El juicio seguía pendiente. A mediados de 2013 fueron 125 los leoneses pudieron acceder a cobrar la indemnización que cerraba 12 años de conflicto.

La trama política y sindical de Sintel

RAMIRO

RAMIRO

El portavoz de la Asociación de Trabajadores de Sintel, Hernán Hijosa, el de la Coordinadora de Pensionistas, Manuel Colinas y la concejala de Mayores, Lourdes González, presentaron este jueves las jornadas conmemorativas del XXII aniversario de la movilización. Se celebran los días 24, 25 y 26 y tratarán sobre la trama política, empresarial y sindical del caso Sintel, el debate sobre las luchas obreras y sobre el sistema público de pensiones.

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