Diario de León

Tribunales

El fiscal afirma que nunca ha visto un caso tan cruel como el de Sara Calleja

El sospechoso de amenazarla y acosarla antes de que se suicidara no se presenta al juicio

León

Creado:

Actualizado:

Humberto Fernández, representante del Ministerio Fiscal para la causa abierta contra la expareja de Sara Calleja por un supuesto delito de coacciones y amenazas contra la joven pintora leonesa, que poco después de estos hechos puso fin a su vida de forma voluntaria, aseguró ayer en el juicio oral celebrado en Penal 2 que en su dilatada trayectoria profesional (que se extiende por encima de los 30 años) nunca había visto «un caso de crueldad tan extrema contra una mujer».

El fiscal solicitó la celebración de la vista oral en ausencia, ante la decisión del investigado de no presentarse al juicio (ya lo ha hecho más veces) alegando la imposibilidad de desplazarse y la existencia de problemas de salud.

Para paliar las dos contingencias, la fiscal Mónica Alonso desarrolló de forma ágil y precisa una maniobra desde el Servicio de Cooperación Internacional —el sospechoso es belga— y expresó la oposición a una euroorden de detención para que en el caso de que se denegara, no cupiera la posibilidad de que el juicio no pudiese celebrarse por no poder desplazarse a León el investigado. La Audiencia aprobó que fuese juzgado en ausencia. Bélgica, no obstante, se opuso la celebración de una videoconferencia.

Medida ágil
La fiscal Mónica Alonso evitó que el acusado se acogiera a un subterfugio legal

El Ministerio Público criticó duramente la escasa colaboración que demuestra el acusado con la justicia. Anunció hace tres días que su letrado no podía desplazarse a León. Otra gestión ágil de los juzgados decretó el nombramiento de sendos abogados del turno de oficio para las dos vistas. Ambos pidieron su libre absolución, el primero después de advertir de un posible incidente de nulidad por no estar presente el acusado y el segundo por reiterarse en la doctrina del primero: «No juzgamos si el acusado ha tenido un comportamiento u otro durante su vida sino casos concretos con mensajes concretos y actos concretos y esos ya han sido juzgados. No se le puede abrir un juicio por cada mensaje amenazante que envió».

Hubieran sido entonces 697 casos. Casi 700 ataques a la integridad de una mujer a la que «le fue consumiendo la vida con cada llamada, con cada mensaje y con cada correo que le mandaba. Hubo días que la llamó cinco veces en un minuto», manifestaron los hijos de la fallecida, que no pudieron aguantar las lágrimas al escuchar de voz de su propia letrada el contenido de los asertos hirientes que el varón dedicó supuestamente a la que había sido su pareja hasta que ella decidió poner fin a la relación.

«No está probado que los correos los enviara él», aseguró el abogado del imputado. «Bastaba con haber pedido un oficio a la compañía proveedora para certificarlo». «¡Los cojones!», explotó el hijo de la fallecida, impotente al ver cómo en ejercicio de su obligación, el profesional del turno de oficio procuraba defensa legal al acusado-ausente. El joven tuvo que abandonar la sala, en la que comparecía en calidad de testigo.

«Llegó a mandarle a mi abuela unas bragas manchadas de mi madre para ponerla nerviosa. Tocó las narices incluso cuando estaba en la cárcel y la denunció a mala idea en la Seguridad Social para que perdiera su pensión de mujer maltratada. Por eso se quedó sin el piso, tuvo que malvenderlo para pagar la multa que le pusieron», rememoraron los hijos de la fallecida. «Si ese hombre no hubiera pasado por su vida, ella estaría aquí. A él no le tengo miedo, pero cuando paso cerca de una ventana abierta o tengo en la mano un cinturón para vestirme, temo por mi vida».

«¿Dónde estaba el juzgado de Ibiza ante los constantes quebrantamientros de condena?», protestó el fiscal. La causa quedó vista para sentencia. La jueza deberá decidir si impone un año de cárcel como pena por cada delito.

tracking