Diario de León

Infraestructuras

León reclama la transformación de más de 50.000 metros al oeste del pasillo del AVE

Los vecinos defienden la herencia ferroviaria que corre el riesgo de convertirse en arrabal tras la valla del tren

Uno de los espacios que serán derribados próximamente y pendientes de tener una solución urbanística.

Uno de los espacios que serán derribados próximamente y pendientes de tener una solución urbanística.

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L. Urdiales / Á. Caballero | León
León

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De aquella ciudad futurista que se planteó pareja a la integración del ferrocarril, sólo quedan los planos y bocetos de un imposible; un sky line que iba a convertir la hilera ferroviaria en una réplica de la postal de Chicago, con su bosque de torres elevadas, y nuevos edificios a flote parea dar cabida a cinco mil nuevas viviendas. El papel también aguantó aquella opción como una propuesta viable. De aquel León futurista quedan ahora cincuenta mil metros esquinados al oeste de la marca del tren bajo tierra y de ese pasillo que flanquea una valla metálica que ahora anuncia el fin de un tramo y el comienzo de otro.

Ese flanco exterior del vallado es el terreno a salvar; el espacio que los vecinos de la zona aspiran a que no se convierta en un arrabal, en un lugar sin destino ni contenido. El vértice de extiende al norte del vial que comunica las estaciones con el Palacio de Congresos y el punto del triángulo de Doctor Fleming y el nuevo pasillo ferroviario que acordona desde ahora la antigua fachada de la vía, que siempre fue patio trasero de la calle Astorga.

Por eso, los vecinos de la zona urgen a una intervención contundente de Adif para despejar cualquier duda sobre el futuro de estos terrenos; al pie de cinco hectáreas de extensión, sobre los que se levantaban los viejos andenes, viejos muelles, viejos edificios del servicio ferroviario, que acogieron dedicaciones tan dispares como oficinas sindicales, dormitorios de descanso para los maquinistas, hangares, naves de reparación; cargaderos o zonas de oficinas de entretiempo del siglo pasado. Aún se puede pisar sobre la zona el viejo espíritu de aquel trance en el que ferrocarril acudió a León para impulsar todo el cambio urbanístico que se movió al oeste de la ciudad. Cuando había un mundo entre la estación, las vías y el resto de edificaciones; cuando el río estaba más lejos aún que esa opción vertical que ahora supone cruzar el puente de Los Leones y alcanzar la dirección de la N-630 por la Avenida de Doctor Fleming.

El espacio que promovió el desarrollo de la ciudad con el tren reclama no quedar en el olvido

Hay un proyecto previo para adecentar este y otros espacios en el entorno, adyacentes al movimiento urbanístico que promovió en la última década la llegada de la alta velocidad a la ciudad, pero que ha quedado en parte disuelto por la inviabilidad de las soluciones que llegó a plantear. Lo recogía el Plan regional de Ámbito Territorial, que para esta delimitación concreta, planteaba levantar un parque de más de veinte mil metros; una solución urbanística más que ambiciosa si se compara con la secuencia de pantallas que se ha ofrecido para la traza de adoquines que cubre al tren en su avance hacia el norte.

La paradoja está a la vista; está previsto el derribo de los viejos edificios; demoler la estructuras, allanar el entorno; pero, tras la lección del olvido en torno a los recursos que se planteaban para la traza del tren, crece el temor vecinal de que todo ese espacio que se pintó reluciente quede ahora expuesto al olvido de los arrabales.

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