Un leonés se convirtió en la primera víctima del Frente Revolucionario Antifascista

Un leonés fue la primera víctima del FRAP en 1973 y los Grapo cometieron su primer atentado en León en 1979. Las dos referencias forman parte de Las víctimas del terrorismo de extrema izquierda en España , una obra editada por Carmen Ladrón de Guevara, abogada y doctora en Derecho Penal, que acaba de ver la luz.

«La iniciativa partió del Centro Memorial», explica la autora. En un primer momento no se hablaba de estas víctimas, «yo acompañaba a las familias a los juicios y se sabía muy poco hasta que me convertí en abogada de la Asociación de Víctimas del Terrorismo».

En 2017 terminó su tesis doctoral y ya con la formalización del encargo, recibió la consigna de incluir en su trabajo al resto de grupos menos conocidos: «Me ha llevado cinco años de trabajo».

El leonés Juan Antonio Fernández Gutiérrez murió asesinado el 1 de mayo de 1973 en Madrid. Tenía 21 años, era subinspector, procedía de Boñar y pertenecía a la penúltima promoción que había ingresado en el Cuerpo Nacional de Policía. «Había un dispositivo policial para vigilar las manifestaciones de aquel día y el Comité Pro FRAP hizo un llamamiento a sus simpatizantes para que acudieran armados a aquella manifestación», explica la abogada.

«Llevaban palos y pasquines para buscar un enfrentamiento con las fuerzas del orden, que es donde detienen al padre de Pablo Iglesias», explica. «Iban a enfrentarse y como consecuencia del choque, Juan Antonio muere. Hay diez policías heridos y fallece un mes después un segundo policía, que se acababa de incorporar y refiere al final de la manifestación que ha recibido un golpe en la cabeza pero prefiere no decirlo porque su mujer estaba fuera de cuentas y ya iba a dar a luz».

Seis muertos

El Frente Revolucionario Antifascista Patriótico (FRAP) asesinó a seis personas en su historia: «Había un desconocimiento general del que me di cuenta a raíz de la polémica con el padre de Pablo Iglesias. o se sabía muy bien quiénes eran sus víctimas. Tenía una duda que me resolvió la viuda de esa persona y me sobrecogió. Había sido asesinada en 1975 pero ella tenía 17 años cuando asesinaron a su marido. Fue la que disipó mis dudas y la coloqué entre las víctimas del FRAP», explica la autora.

Se trata de un grupo que «por la acción de las Fuerzas Armadas» y especialmente con los últimos fusilamientos «se disipan en la democracia y se limita a los últimos años de la dictadura». Les queda no obstante ese espíritu «de heroicidad» que se vio jaleado «incluso por miembros del Gobierno que han dicho que la libertad en España se debe en buena parte a los integrantes del Frente», lamenta.

Esta semana se ha conocido que en una de las fosas comunes se ha encontrado el cadáver de un dirigente del colectivo «y hablan de un antifranquista, no de un miembro de un grupo terrorista. El blanqueamiento de esta gente ha sido tremendo», se queja la abogada.

En Daoíz y Velarde

El libro dedica también un apartado al primer atentado de los Grapo en León. Acabó con la vida de Emeterio de la Fuente, un guardia civil que sobre las 14.15 horas del 15 de mayo de 1979 cayó asesinado en León. Caminaba por Daoíz y Velarde cuando recibió dos tiros. Estaba retirado. El asesino se dio a la fuga. Tres militares salieron en su persecución, pero se revolvió y tuvieron que cejar en su empeño. El herido fue trasladado a la Residencia Virgen Blanca con un impacto de bala en la cabeza y dos en el cuerpo. Se le intervino en el Hospital Princesa Sofía y falleció el 2 de julio.

«Fue el primer atentado terrorista de los Grapo en León» recuerda. «Fueron juzgados y condenados los autores del atentado».

Los Grupos Revolucionarios Antifascistas (Grapo) tienen una imagen secundaria «porque ETA lo eclipsó todo. Hay que tener en cuenta que es una organización que ha atentado durante 50 años y a veces cada tres días en algunas etapas. Hubo en origen una corriente que sostenía que detrás de los Grapo estaban las fuerzas del orden... había unas teorías de la conspiración que descartaban la idea de que fuera un grupo que estaba bombardeando la Transición. Hubo en el origen un halo, una pátina de heroicidad que se acabó cuando después siguieron atentando. Han asesinado a 93 personas y son el tercer grupo más mortífero de Europa, después de IRA y ETA y por delante de la Bader Meinhof», explica la abogada.

El libro «es un homenaje a las víctimas . Buscamos llenar el vacío existente. Es la historia de los protagonistas y es una parte de la historia reciente del país, en unos casos olvidada y en otros desconocida», señala la autora.