Diario de León

Charles Rolls. Escrito en el cielo…

Vuelo de ida y vuelta

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León

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JAVIER F. ZARDÓN

Un siglo… largo. Escasamente un año después de que Louis Blériot cruzase por primera vez —‘de ida’— el Canal… Charles Stewart Rolls marcaba un hito en la historia de la aviación mundial: a las 6,30 pm del 2 de junio de 1910, aquel solitario pionero despegaba, a bordo de su endeble biplano, del aeródromo Swingate, en las proximidades de Dover, para lograr el primer doble cruce sin escalas del Canal de la Mancha.

Espera frustrada en repetidas ocasiones por los fuertes vientos, la niebla (para ‘variar’ allí) y los problemas mecánicos de la máquina. Finalmente, la climatología… ‘se portó’; los acantilados cuajados de espectadores (padres, hermana y cuñado del piloto incluidos) y el ‘Daily Telegraph’ como ‘notario de la actualidad’: 900 pies de altura y 40 millas por hora de velocidad cuando Charles avistaba la costa francesa.

A las 7,15 pm volaba sobra la pequeña ciudad gala de Sangatte, donde emerge el actual Túnel del Canal, lanzando por la borda del biplano Wrigth tres pesados sobres, con sendos mensajes: «Saludos al Auto Club de Francia. Vive l´Entente»… giró al norte, rumbo a la costa inglesa. A las 8,00 pm, estaba de regreso en Dover donde —según el ‘Telegraph’— «el paseo marítimo, los acantilados y los muelles estaban abarrotados de emocionados espectadores», a quienes Charles recompensaba con su extravagante estilo, volando en círculo alrededor de las torres del castillo medieval de la ciudad: «Como tenía mucha gasolina y mis motores funcionaban espléndidamente —manifestó Rolls— decidí rodear el castillo, aunque eso alargase considerablemente mi vuelo». «Es la única vez que he logrado llevar y sacar de Francia diez galones de combustible sin pagar impuestos».

En 95 minutos de aventura, ‘aquel’ Charles nacido en 1877, licenciado en Cambridge y fascinado por los motores, que tras su primer encuentro (1904) con un ‘tal’ Frederick Henry Royce, acabaría comprando a los hermanos Wrigth un artesanal biplano ‘Flyer’ construido en madera, con tela y riostras de alambre, sólo12 metros de envergadura y 457 kilos de peso —lo mismo que un piano de cola—, escribió un capitulo en la historia de la aviación.

En hora y media de vuelo, Charles estampó su firma en el cielo de Dover. A renglón seguido… «RR» y el alado ‘Espíritu del Éxtasis’, volando sobre las calandras de uno de los coches más famosos del mundo.

Un mes después de la gesta, en el festival de Bournemouth, Charles Rolls se estrellaría a bordo del Wright Flyer… semanas antes de cumplir 33 años.

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