Diario de León

Mercedes 770. Los ‘grandotes’ de la estrella

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Y Berlín… conoció a Maybach.

Cuando, en 1921, Wilhem Maybach presentó en sociedad el W3, la ‘Maybach Motorenbau’ tomaba carta de naturaleza en el exclusivista mundillo de las berlinas altas&altas… de gama:‘Sophisticated Luxury’.

Wilhem, ingeniero jefe en la ‘Daimler-Motoren-Gesellschaft’ de Stuttgart-Untertürkheim hasta 1907 fundaba, un par de años después junto con su hijo Karl, la firma que ya cuenta con un centenar de históricas rodaduras en su haber.

Wilhem, «el rey de los motores», se concentraba —también su hijo— en el desarrollo y producción de mecánicas utilizadas, entre otros ‘artilugios’, en los dirigibles ‘Zeppelin’. Terminada la Gran Guerra, construyen el primer motor para automoción y Karl, su propio automóvil, el Maybach W3: cinco metros ‘de coche’, propulsado por un 6 cilindros en línea (70 CV) capaz de alcanzar —septiembre de 1921— los 110 por hora de máxima; con atributos tan innovadores como los frenos en las cuatro ruedas (con compensación mecánica de la fuerza de frenado) y un cambio de 2 marchas sin mando manual (‘pisotón’ a fondo del pedal del arrancador para cambiar de marcha).

Si la técnica era el ‘sine qua non’ de Maybach, ni Wilhen ni Karl le ‘hacían ascos’ al diseño y la confortabilidad del habitáculo, recurriendo a carroceros tan reputados como Auer (Cannstatt), Josef Neuss (Berlín), Franz Papler&Sohn (Colonia) y, sobre todo, a Spohn de Ravensburg. Entre 1921 y 1928, se fabricaron 300 ejemplares —nunca mejor utilizado el término— del Maybach modelo 22/70 CV (por caballos fiscales y potencia efectiva del W3), que sus compradores aprecian por su idoneidad para viajes largos… y hasta para la carreras.

Y no sólo, tampoco sólo… el 770 Cabriolet F, construido en 1932 ‘a medida’ para el Kaiser Wilhem II, exiliado entonces en los Países Bajos, lucía en su radiador el escudo de armas de los Hohenzollern, en lugar de la Estrella de Mercedes, y su acabado exterior azul marino sería el tributo del Emperador a su flota naval germana.

El Maybach 12 de 1929, es el siguiente en la ‘línea de sucesión’; mientras el tope de gama, Maybach Zeppelín de 1930, presume de ser el primer coche de serie fabricado en Alemania con motor V12, lo que convierte a Maybach en el arquetipo de los automóviles de lujo en todo el mundo.

A renglón seguido… ‘Grosser Mercedes’: W07 (1930-1938), la ‘superlativa’ berlina con motor de 8 cilindros en línea, 7.7 litros de cilindrada y sobrealimentado por compresor, que se encargaba de ‘mover’ los 5,60 metros de largo (3,75 de batalla… nada menos) y un exclusivo equipamiento; solamente 117 unidades saldrían de las artesanales plantas de Mercedes-Benz en Untertürkheim y Sindelfingen, prácticamente todas equipadas con compresor, exceptuando los ‘Gran Mercedes’ encargados por el emperador alemán Guillermo II y su homólogo nipón Hirohito, cuyo Pullman (1935), es uno de los primeros automóviles blindados, a prueba de disparos: acristalamiento multicapa especialmente grueso en las ventanas laterales y traseras, además de contar con blindaje en puertas y techo.

El 770 ‘Gran Mercedes’, presentado en el Salón de Paris de 1930, se convertía en el modelo más grande, pesado… y caro de cuantos ‘poblaban’, en aquellos años, el catálogo de la Daimler-Benz.

La serie W150 toma el relevo del pionero ‘Gran Mercedes’, mientras la segunda generación del 770 ya equipaba un moderno tren de rodaje, crecía en dimensiones y montaba un motor más potente.

«El automóvil de pasajeros más potente de Alemania y uno de los más grandes del mundo»; no le dolían prendas al fabricante, a la hora de piropear… a su ‘Grosser’: «No hace falta decir que este automóvil debe cumplir con los estándares que se esperan de Damiler-Benz» (Wilhelm Kissel, presidente entonces de la compañía).

Al final de la II Guerra Mundial, bajo desfavorables condiciones y a pequeña escala productiva, Mercedes-Benz retorna a la categoría ‘reina’ con el 300 (W186): técnica vanguardista y estética modernista; en el Salón del Autómovil de Francfort (abril de 1951), el MB 300 simboliza, como ninguno, la vuelta de Alemania al mercado internacional del automóvil.

Pero esa… es otra historia.

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