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La agricultura de regadío no corta la hemorragia poblacional que sufre León

Agricultura y censo de población

Agricultura y censo de población

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León

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Pese a revelarse como uno de los remedios contra la despoblación, lo cierto es que León, la provincia con mayor superficie de cultivos en regadío de la Comunidad autónoma y que con mayor mimo han tratado las administraciones estatal y autonómica a la hora de modernizar en Castilla y León, la herida no la ha cerrado, al menos de momento, la producción agrícola de las zonas regables. León ha perdido desde 2001 cerca de 35.800 habitantes, según datos del padrón, con la minería como principal causa de la catástrofe demográfica, mientras que las zonas de cultivo no son capaces de revertir la situación.  

De las 122.300 hectáreas de regadío que existen en la provincia, se han modernizado alrededor de un 50%, con inversiones millonarias, que han convertido la provincia en la locomotora de la mejora de las infraestructuras agrarias en la Comunidad autónoma. Las obras de modernización han supuesto un importante volumen de inversión en los presupuestos del Estado y la Comunidad autónoma durante años —en algunos ejercicios han supuesto la principal obra pública—.  

Los datos oficiales apropósito de la modernización hablan además, de un incremento de un 240% de la inversión con en las parcelas con respecto al secano, una incorporación de jóvenes al sector 6,5 veces superior, amén de ahorros de agua, menor contaminación por fitosanitarios y abonos, con el consiguiente ahorro en costes de producción. Pero en lo que fijar población se refiere, se puede decir que las cifras decrecen a menor ritmo en las zonas modernizadas.  

Si se comparan las cifras del padrón municipal en las provincias de España con mayor superficie de cultivo en regadío resulta que todas han ganado población desde que comenzó el siglo y hasta 2018, excepto en Jaén y en León. Pero lo cierto es que la variación porcentual de la provincia andaluza resulta muy poco significativa: Jaén perdió poco más del 1% de su población —cerca de 7.700 vecinos—, mientras que en León la pérdida supera el 7% y se concreta en las 35.800 almas citadas.  

Batacazo minero  

Bien es cierto que en el análisis de provincias y datos se ve claramente cómo otros factores —tejido industrial, potencial turístico y, en muchos casos, el que se trate de capitales de comunidad autónoma— tiran al alza de las cifras y que el problema de la minería en la provincia leonesa supone 18.918 habitantes menos en los 24 municipios mineros para los que el Real Decreto 675/2014 establecía ayudas para la reconversión minera.  

Los municipios a los que más ha afectado la crisis y cierre de la minería la población cae por cientos en lo que ha avanzado el siglo. Superan una caída del millar de vecinos en el padrón Bembibre (-1.484), Cistierna (-1.194), Fabero (-1.208), La Pola de Gordón (-1.669), La Robla (-1.109), Toreno (-1.057) y, especialmente, Villablino. El valle de Laciana no establece el récord en términos relativos —se queda en el 35,31% en una horquilla que va del 14% de Bembibre al 41% de Igüeña—, pero sí en términos reales: 4.870 vecinos menos en el periodo.  

Incrementos  

Por el contrario, las zonas de regadío no aumentan población. Tan solo cabe apuntar para el mismo periodo un repunte de 125 habitantes en La Bañeza —cabecera de comarca en la que se unen las vegas de los ríos Órbigo, Tuerto y Duerna— y de 1.242 en Valencia de Don Juan —un incremento superior al 30% en plena vega del Esla—. Pero, en general, el resto de los municipios que suman población se encuentran en el entorno de la capital provincial —Valverde de la Virgen, Villaquilambre, Chozas de Abajo y Santovenia, entre otros—, pero no en esta, pues si la minería supone el 53% de la sangría poblacional, el municipio de León aporta un 35%, con 12.612 vecinos menos.  

En el mejor de los casos, se puede decir que Santa María del Páramo a penas pierde población —pasa de 3.167 en 2001 vecinos a 3.096 en 2018—, pese a su condición de centro de servicios y capital de una comarca agraria en el que la modernización de regadíos alcanza ya a una gran mayoría de las explotaciones agrícolas. Mansilla de las Mulas, cuyos servicios al campo se ven beneficiados por la modernización de la Zona Esla de Payuelos y de la Margen Izquierda del Porma, se queda en 1.743 vecinos frente a los 1.765 del comienzo de la centuria. La búsqueda de otros municipios de áreas de regadío que mejoren los datos resulta infructuosa.

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