Diario de León

Cuando el bar del pueblo pasa a ser tan importante como un psicólogo

Un exalcalde de Maraña y jubilado activo dice que «mantendrá el bar abierto mientras tenga salud»

Eva María Rodríguez lleva el bar de Castellanos. ACACIO

Eva María Rodríguez lleva el bar de Castellanos. ACACIO

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Los que viven en los pequeños pueblos bien saben de la importancia del bar, en muchos casos, como el único lugar de encuentro de unos vecinos con otros. León es la provincia con más bares por habitante. Pero estas cifras se agrandan por la capital.

La provincia tiene muchos pueblos pequeños. Y cada vez más se van quedando sin bar por falta de viabilidad económica y, con ello, van muriendo poco a poco. Ayuntamientos y juntas vecinales tienen muy clara su importancia y están dispuestos a hacer casi cualquier cosa para mantenerlos abierto. También la Diputación es consciente de su relevancia y hace unos meses sacó una línea específica para rehabilitar bares y teleclubes.

Ahora el Congreso de los Diputados también se dado cuenta de ello. Una proposición de ley registrada por Teruel Existe para pretende que reconozca a los bares, también a los comercios y la venta ambulante, como entidades de la economía social en los pueblos de menos de 200 habitantes. La iniciativa ya ha recabado los apoyos del PSOE, PP, Unidas Podemos y VOX. Por delante queda el trámite parlamentario que, a todas luces, saldrá adelante.

Ello supondrá que puedan beneficiarse de las ayudas para este tipo de empresas. Pasarán a ser bienes de interés general. La intención es que sean viables en el largo plazo y cumplan esa función vertebradora que insufla vida a los pueblos.

De norte a sur y de este a oeste de la provincia, los propietarios de este tipo de establecimientos ven muy positivo este reconocimiento a nivel económico, pero también moral.

Raquel Rubio tiene un bar-restaurante en Torrestío. ARAUJO

Raquel Rubio tiene un bar-restaurante en Torrestío. ARAUJO

Raquel Rubio es la propietaria del bar La Farrapona, en el pueblo babiano de Torrestío. Lo tiene claro. «Un pueblo sin bar es un pueblo muerto». Lleva más de 20 años con el negocio. La localidad apenas tiene 16 vecinos en invierno, pero con la llegada de las buenas temperaturas «al ambiente sube».

El bar vive en gran parte del turismo ya que es una zona de paso a la vertiente asturiana y, por ello, foco de atracción para muchas personas del Principado. La nueva ley le parece una buena idea porque, por fin, reconoce que «un bar de pueblo no sobrevive igual que el de una ciudad». El suyo tiene además restaurante con la carne potro como una de sus especialidades.

Eva María Rodríguez lleva el bar de Castellanos. ACACIO

Eva María Rodríguez lleva el bar de Castellanos. ACACIO

En la localidad de Castellanos regenta el bar Eva María Rodríguez quien afirma que «un pueblo sin bar adelanta la pérdida de ilusión y motivación para sus vecinos; muy triste para todos. Pero también sufre en sus carnes las dificultades económicas para sacarlo adelante. Durante el verano libra, pero en invierno los gastos se multiplican y los ingresos disminuyen drásticamente. Por ello, ve con buenos ojos que este reconocimiento permita que lleguen ayudas que los hagan viables. «Es el único punto de reunión y encuentro entre los vecinos», señala.

David José López gestiona el bar de Valdespino. ACACIO

David José López gestiona el bar de Valdespino. ACACIO

En Valdespino (municipio de Joarilla) David José López, con la ayuda de su esposa, lleva el teleclub, una fórmula que hace que las cargas económicas sean más livianas. Asegura que, «ahora que hay tantas ayudas, es imprescindible que no se olviden de los pueblos ya que en ellos también hay vida». Afirma que «la vida en los pueblos es triste si al terminar el trabajo no hay un lugar donde reunirnos para contarnos nuestras batallas diarias».

José y Estefanía dejaron Valencia y Almería para venir a Orallo. ARAUJO

José y Estefanía dejaron Valencia y Almería para venir a Orallo. ARAUJO

Caso singular es el del joven matrimonio formado por José Mozo y Estefanía Márquez que regentan desde el mes de noviembre el bar Las Tres, en el pueblo lacianiego de Orallo. A pesar de que ella es de Almería y él de Valencia decidieron apostar el mundo rural. Tienen claro que es «acertado» considerar el bar como un punto de encuentro social y señalan que «no sólo se trata de un negocio sino también se hace familia» y recuerdan que «para las personas mayores éste es el único lugar de entretenimiento». Esta medida podrá ayudarles a seguir apostando por los bares «tan necesarios» en las pequeñas localidades.

Juan Carlos lleva 12 años con el bar de Matanza. MEDINA

Juan Carlos lleva 12 años con el bar de Matanza. MEDINA

En Matanza de los Oteros, Juan Carlos Trigueros lleva 12 años con el bar, propiedad del Ayuntamiento. Asegura que el invierno es muy largo, aunque en ciertas fiestas y en verano «funciona bien, se factura». «Casi es más importante el bar que la iglesia», dice. Aunque afirma que «los bares en los pueblos son muy difíciles de trabajar porque cuando llegan los momentos fuertes es muy complicado encontrar gente para trabajar».

José Eugenio Cascos en su bar de Maraña. CAMPOS

José Eugenio Cascos en su bar de Maraña. CAMPOS

José Eugenio Cascos lleva toda la vida con el bar de Maraña. Fue alcalde. Hoy es un jubilado activo que no quiere cerrar porque sabe que es un lugar de encuentro y cumple una función social. «Mientras tenga salud seguiré con el bar abierto». Considera que les deberían eliminar los impuestos. Él lo hace viable complementándolo con una pequeña tienda de productos básicos.

Información elaborada por: Vanessa Araujo, J. M. Campos, Acacio Díaz y Armando Medina

tracking