Diario de León

Rabia, tristeza e impotencia en la exhumación del cementerio

Las familias denuncian que se quemaron los ataúdes tras meter los restos en bolsas de plástico

Los familiares colocaron imágenes de los fallecidos a los que desalojaron a puerta cerrada. FERNANDO OTERO

Los familiares colocaron imágenes de los fallecidos a los que desalojaron a puerta cerrada. FERNANDO OTERO

León

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Dicho y hecho. La Junta Vecinal de Abadengo comenzó ayer la exhumación del cementerio de la localidad, para cumplir así la sentencia judicial que obliga al desmantelamiento de este camposanto por unas obras de mejora realizadas hace diez años para las cuales no tenían licencia.

Empezaron por sacar de sus nichos a los dos cadáveres enterrados después del año 2010, cuando ya había dictadas las primeras medidas cautelares.

El matrimonio compuesto por Martín Getino y Araceli Bandera fueron sacados de sus nichos y metidos en bolsas de plástico para su traslado al cementerio de Palacio de Torío, donde reposarán sus restos hasta Abadengo tenga un nuevo cementerio.

Todo se hizo a puerta cerrada, lo que provocó la indignación de los familiares directos de los fallecidos. En el exterior, el alcalde de Garrafe de Torío, Jesús Álvarez, y el presidente de la Junta Vecinal de Abadengo, José Tomás Fernánez, supervisaban el traslado en presencia de la Guardia Civil que impedía el paso de los familiares. «Nos han dicho que este recinto está ya privatizado por lo que no podemos entrar», denunciaba portavoz de las una familiar, que no dudaron en portar fotos de los familiares desahuciados para dar testimonio de lo que estaba pasado.

«Entendemos que las sentencias judiciales se cumplan pero no de una forma tan inhumana, hay otras formas de hacerlo», lamentaba.

Tras sacar a los cadáveres de sus ataúdes, estos fueron quedamos allí mismo lo que provocó la estupefacción de todos. «Fue muy desagradable», relatan. «No entiendo además cómo pudieron meter un cuerpo, que después de diez años estaba prácticamente entero, en una bolsa de plástico», denunciaba una familiar.

Tras desalojar los restos, estos fueron llevados en una furgoneta al cementerio de Palacio donde fueron depositados en un hoyo, «cada cuerpo en una bolsa, sin ningún tipo de identificación».

Por este «trato inhumano y vejatorio», la familia de los fallecidos ha interpuesto una demanda tanto contra el Ayuntamiento como contra la Junta Vecinal.

Para el desalojo del resto de cuerpos del cementerio, que data del año 1841, y el derribo de todo el recinto todavía no hay fecha. «Lo haremos cuando el juez no los mande en otra orden», explicó el presidente de la Junta Vecinal.

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