Un herbicida en el punto de mira

Este potente herbicida de amplio espectro no selectivo está actualmente en el punto de mira por sus posibles afecciones tanto al medio ambiente como para la salud de las personas que lo manipulan. De hecho, muchas administraciones, como en el caso de León la Diputación, ya han erradicado su uso para la eliminación de la maleza en sus carreteras.

En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó el glifosato como «probablemente cancerígeno para los seres humanos», basándose en una fuerte evidencia de que es cancerígeno para los animales. Según denuncia Greenpeace, además del daño para la salud humana de las personas que están más expuestas al glifosato, como pueden ser los trabajadores que lo utilizan, este pesticida tiene «graves impactos» en el medio ambiente, puesto que contamina los suelos y el agua y afecta a otros seres vivos, organismos acuáticos, peces y moluscos, también por las ranas y sus renacuajos, y organismos del suelo, como las lombrices de tierra, fundamentales para mantener la fertilidad del suelo. También resulta nefasto para los polinizadores.

En octubre de 2017, el Parlamento Europeo exigió una prohibición total de los herbicidas a base de glifosato y restricciones inmediatas sobre su uso no profesional. De hecho se estudia renovar la licencia de uso del controvertido herbicida diez años más.