valencia de don juan
Vuelve la pandereta a Omaña
Valdesamario creará un aula para recuperar sus tradiciones .
Benilde López, una de las pandereteras más famosas de Omaña, en su casa de Villanueva.
El Instituto de Estudios Omañeses (IEO) impulsa la creación de un aula de la pandereta y el baile chano en la localidad de Valdesamario. Consideran que un centro de ese tipo es «vital» para conservar dos de las tradiciones más arraigadas en la comarca y, sobre todo, para evitar que tanto la danza como el instrumento caigan en el olvido.
«Queremos recuperar los bailes chanos, los más simbólicos de la Montaña Occidental leonesa, y la música de pandereta, que forman parte de nuestras tradiciones y están a punto de desaparecer si no somos capaces de transmitir su importancia y su conocimiento a nuestros hijos», explica el fundador del IEO, Luis Arias.
El aula daría respuesta, además, a las inquietudes del instituto por preservar y poner en valor las singularidades de Omaña y por dar mayor realce a los encuentros de pandereta y naturaleza (Omafolk) que pusieron en marcha hace cinco años.
Omafolk
El primer festival dedicado al instrumento rey de Omaña se celebró en Senra en julio del 2008 con las actuaciones de Roberto Álvarez y Diego Noel, del grupo de bailes San Pedro del Castro, del monitor de pandereta Gabriel González Villalba, el grupo Gritsanda, Nélida Carro y David de Guisatecha. El plato fuerte fue el homenaje a las tres pandereteras que inspiraron el denominado Omafolk: Quela de Samario y Esther y Benilde, de Villanueva. Gracias a estos encuentros, Omaña ha vuelto a presenciar actos de música tradicional.
«La pandereta, bien combinada y con apertura de miras, puede dar mucho juego y nuevas sonoridades. Por eso hay que salvar ese legado», reconoce Arias. La junta vecinal de Valdesamario estaría dispuesta a ceder un local para el aula, que confían poner en marcha con ayuda de las instituciones.
«Nuestra ilusión es arrancar ya con el aula en verano, y esperamos que los ayuntamientos colaboren con la iniciativa, que permite conservar nuestro patrimonio cultural», indica.
Un baile que, según el diario de viaje de unos turistas ingleses, fechado en 1837, es «suelto y lindísimo», se realiza «al son de panderos, de castañuelas y de cantares tan numerosos y variados como sus fuentes y arboledas. Es animadísimo y expresivo, pero no deja de chocar ver a las mujeres y los hombres repartidos en dos hileras al principio, si bien luego se mezclan y confunden al estrepitoso redoble de las castañuelas, en cuyo manejo no ceden a los mismos boleros de los teatros».