Diario de León
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La esclerosis lateral amiotrófica es una enfermedad muy complicada de llevar para los pacientes y familiares, pero si a esto se le suma una enfermedad neurodeganerativa la situación se vuelve todavía más complicada.

La posibilidad de padecer Ela más alzhéimer es muy remota. Pero Luisa Rodríguez de 65 años fue diagnosticada en septiembre de 2020 con la enfermedad que se añadía a su previa patología neuronal. Esto supone un avance inexorable del Ela que acrecienta los síntomas y los acelera. Luisa trabajaba en el Hostal San Marcos como limpiadora, debido a unas reformas y a que su situación con el alzhéimer empeoraba se prejubiló. Tras esto, Luisa sufrió unas caídas que confirmaron a la familia que sufría ELA. A su cuidado están su marido y dos hijos que proporcionan apoyo permanente a su madre y esposa. La familia reclama: «Estamos desatendidos por parte de las instituciones». La asociación Elacyl apoya a la familia con las prestaciones que pueden, pero la realidad es que por parte de la Seguridad Social y las instituciones no se aportan las prestaciones necesarias para llevar la enfermedad: «Necesitamos sentirnos más arropados», comenta Rubén Pellitero hijo de Luisa. En esta enfermedad que ya de por si es complicada de llevar la responsabilidad cae totalmente de parte de los familiares «psicológicamente es muy cruel para la persona y el entorno». La cantidad de especialistas que necesita una persona con ELA es considerable y, desde el diagnóstico de la enfermedad, la familia se enfrenta a una búsqueda de especialistas que traten de ayudar a mejorar las condiciones de vida del paciente. Rubén es arquitecto y es una persona inquieta, gracias a ello, se ha movido para conseguir especialistas para tratar a su madre, pero reconoce, «estos procesos de búsqueda deberían formar parte de las instituciones, no todos tienen los recursos para hacerlo», reclama Rubén.

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