Diario de León

De León a Oviedo, 250 kilómetros para la integración deportiva

León

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Nacho y Francisco Gacía Inclán tienen diez años y síndrome del espectro autista . La Fundación del Real Oviedo los acaba de aceptar en la Escuela de Fútbol Real Oviedo Diversidad Funcional (EFRODIV) que prepara a la cantera de LaLiga Genuine, un equipo formado por jugadores y jugadoras con algún tipo de discapacidad. La escuela se creó para dar relevancia al bienestar de las personas con diversidad funcional a través del deporte.  

Todos los viernes, después de la salida del colegio Javier, con dos aulas a las que asisten menores con trastornos del espectro autista de León,  su padres, Susana y Nacho, se desplazan desde San Miguel del Camino a Oviedo para que los niños participen en los entrenamientos del equipo, un recorrido de 250 kilómetros  de ida y vuelta que se hace corto si se valoran los grandes beneficos que aportan a los hemanos para su integración social y deportiva.

"Las oportunidades que tienen los niños con necesidades especiales para practicar deporte  donde vivimos son mínimas , hay pocos espacios en los que ellos puedan participar. Ahora pertenecen a un equipo y se relacionan con otras personas, socializan con otros niños de su edad y pasan desapercibidos", explica su madre. "El viaje, aunque sea cansado y costoso económicamente, nos merece la pena".

Los padres de Nacho y Francisco son de Oviedo, aunque viven en León desde hace 25 años, y la afición al fúltbol y al equipo les viene a los hermanos de familia. Los dos son seguidores del Real Oviedo y les gusta el fúltbol. "Tenemos muchas dificultades para encontrar un lugar donde puedan practicar deporte, por el síndrome autista, por eso esta oportunidad les ha ayudado mucho, pese a los 250 kilómetros de desplazamiento. Los vemos felices". 

Nacho y su hermano Francisco se desplazan todas las semanas hasta Oviedo para jugar al fútbol en un equipo para niños con discapacidad. DL

Nacho y su hermano Francisco se desplazan todas las semanas hasta Oviedo para jugar al fútbol en un equipo para niños con discapacidad. DL

Antes de la pandemia, Nacho y Francisco asistían a terapia equina en la Fundación Carriegos, pero el cierre de las instalaciones dejó a los niños sin la oportunidad de participar en otros eventos deportivos con otros menores de su edad. "Les gusta el deporte. También vamos a las piscinas de La Virgen del Camino, pero no es suficiente. Lo que buscamos es que los niños socialicen, que no los vean raros ni se sientan apartados", dice Nacho, su padre.

La escuela de la Fundación Real Oviedo prepara a menores con discapacidad funcional, que después forman parte de LaLiga Genuine, formada por jugadores con alguna discapacidad. "Ellos querían estar en la escuela, pero sólo admitían a mayores de 17 años. Les mandamos un correo para decirles que teníamos dos hijos  de diez años a los que les haría mucha ilusión pertenecer al equipo y nos dijeron que si se formaba un grupo con esa edad nos llamarían. Y ahí están, disfrutando".

El obejtivo de la escuela es ese, disfrutar, pasarlo bie,n y mejorar la autoestima, incrementar las capacidades físicas, optimizar las habilidades sociales a través del deporte fomentando el respeto y el compañerismo y  el sentimiento de pertenencia a un equipo.

El trastorno del espectro autista afecta a la socialización y la comunicación con otras personas. "En el equipo están contentos. Nacho tuvo problemas de rabietas al principio, pero ahora se coge de la mano de los otros niños y está muy integrado. Las familias con niños con necesidades especiales necesitamos espacios deportivos en los que puedan participar y aquí no encontramos ninguno adecuado para ellos".

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