Diario de León

León trata a 50 pacientes por secuelas psíquicas del covid persistente

Un 10% de las personas que han pasado el coronavirus han sido afectados por el covid persistente

Antonio Serrano, psiquiatra del Caule, en la consulta del Hospital San Antonio Abad donde atiende a pacientes de covid persistente con sintomatología psíquica. MIGUEL F. B.

Antonio Serrano, psiquiatra del Caule, en la consulta del Hospital San Antonio Abad donde atiende a pacientes de covid persistente con sintomatología psíquica. MIGUEL F. B.

León

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Fatiga, disfunción cognitiva, dolor, dificultad respiratoria... son algunos de los síntomas que presentan las personas con covid persistente en comorbilidad con ansiedad y/o depresión. Cuando los especialistas de Atención Primaria del área de León o de Neumología y Medicina Interna del Caule se topan con pacientes que viven estas situaciones clínicas tienen la opción de enviarles a la Unidad de Psiquiatría de Enlace.

El perfil de pacientes más alto que acuden con las secuelas psíquicas del covid persistente es de personas con nivel educativo y desempeño laboral elevado. «Notan lo que se llama la niebla mental y no llegan al rendimiento anterior» a padecer el covid.

Que la infección se pasara de forma leve o más grave no influye a la hora de padecer el covid persistente. La pérdida de olfato, uno de los síntomas que más se dio durante las infecciones de las primeras olas, es un signo que indica que «el virus es neurotropo, va al sistema nervioso central aunque no se observen en pruebas cambios a nivel macroscópico».

Virus y salud mental
«La relación entre enfermedad infecciosa y enfermedad mental es conocida desde antiguo»

La consulta ha recibido a medio centenar de pacientes desde que fue incorporado el programa a la Unidad de Psiquiatría de Enlace del Caule este año, aunque también están involucrados en el tratamiento de pacientes con covid persistente dos psiquiatras y una psicóloga en las interconsultas hospitalarias.

«No separamos el cuerpo de la mente. Tratamos todo junto. Se busca el abordaje global con la persona», explica el doctor Antonio Serrano, que se encuentra el frente del programa como psiquiatra, junto con Neumología y el doctor Guerra de Medicina Interna. «Son pacientes en los que a pesar de buscar todo lo buscable no dan señales que puedan explicar los síntomas», señala.

El psiquiatra explica que la relación entre las enfermedades infecciosas y la enfermedad mental es conocida desde hace siglos. Una de las más emblemáticas fue la sífilis de tercer grado o neurosífilis. «Hasta el siglo XX, la sífilis tuvo mucho que ver con lo que llenaba los psiquiátricos», apunta. Otras enfermedades infecciosa como la Borrelia o enfermedad de Lyme y también el VIH también producen efectos psíquicos en determinados pacientes.

En el caso del covid persistente «no sabemos cómo evoluciona, es una enfermedad nueva y tenemos que acercarnos a ella desde la humildad como médicos y hacer lo posible para tratar los síntomas», admite.

Más que dejar de oler
«Que el virus altere el olfato indica que es neurotropo; va directo al sistema nervioso central»

No existe un tratamiento para estos pacientes. Se están usando, según cada caso individual y ya se han dado bastantes altas de pacientes que mejoran en el seguimiento. El tratamiento depende del perfil sintomático, si el predominante es por problemas de sueño puede ser la melatonina; si es fatiga, puede haber estimulantes... «No hay un fármaco indicado para el covid persistente», subraya Serrano.

Y tampoco se usan fármacos que puedan comportar riesgos debido al desconocimiento que hay de la enfermedad. «Tendemos a medicar lo menos posible».

Se estima que el 10% de las personas que se han infectado con el Sars-Cov-2 han desarrollado el covid persistente . La buena noticia es que el 90% de estas personas se recuperan con el tiempo. «No conocemos bien el curso, pero parece que vamos viendo que el covid persistente tiende a disminuir», comenta el psiquiatra.

Las implicaciones mentales del covid fueron estudiadas desde el primer momento de la pandemia. En el Caule se realizó un estudio con pacientes ingresados durante la primera ola. Se estudió la posible relación entre niveles altos de IL6 (un marcador llamado interleucina) y depresión.

No aparecieron resultados significativos para establecer una relación taxativa. «Pero vimos que el perfil clínico era muy parecido a las depresiones de origen muscular», explica. Estas conclusiones fueron publicadas en un artículo de la revista Medicina Clínica.

La sintomatología depresiva de los pacientes mayores de 60 años con cuadros moderados de Covid-19 estudiados —un total de 27— compartía características con las depresiones vasculares, «con déficits noradrenérgicos y serotoninérgicos».

La muestra se realizó entre pacientes hospitalizados en planta, por lo que no se considera extrapolable a los cuadros más severos, como es el caso de pacientes ingresados en la UCI, ni a cuadros leves.

«Que los cuadros de alteración del ánimo en la Covid-19 compartan perfil psicopatológico con depresiones vasculares es congruente con un proceso donde se han evidenciado alteraciones cardiovasculares y neurológicas», señala el doctor Antonio Serrano en el artículo publicado junto a Judith Montánchez Mateo, Clara Margarita Franch Pato, Rocío Gómez Martínez, PaulaGarcía Vázquez e IsabelGonzález Rodríguez.

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