Diario de León

C.G.P. mujer, 41 años, intento se suicidio hace un mes

«Quise matarme, no veía solución a mis problemas»

987 876 006. El número del Teléfono de la Esperanza de León suena ocho mil veces al año. La voz de una madre desesperada fue el primer contacto de C. G. P., de 41 años, con la psicóloga Marta Domínguez. «Yo no lo conocía. Llamó mi madre. Si lo hubiera conocido creo que habría acudido», confiesa un mes y poco después de haber intentado quitarse la vida. En este reportaje, psicóloga y paciente se ponen cara a cara para contar su experiencia y las herramientas que usan para volver a empezar.

C. G. P. con Marta Fernández en una de las salas del
Teléfono de la Esperanza, antes
de la entrevista.
FERNANDO OTERO

C. G. P. con Marta Fernández en una de las salas del Teléfono de la Esperanza, antes de la entrevista. FERNANDO OTERO

Publicado por
Carmen Tapia / Ana Gaitero
León

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«Lamé por teléfono al padre de mi hija y le dije que cuidara de la niña, que yo me iba a dormir». Esa llamada alertó a la familia. Su madre se presentó en su casa con la policía y los bomberos, que activaron el protocolo de suicidio. «Oí dar golpes en la puerta. Estaba casi inconsciente y como pude me levanté, me caí varias veces por el camino y abrí. En una ambulancia me llevaron al Hospital y me dejaron ingresada diez días en Psiquiatría. Me pusieron un tratamiento y me enviaron para casa». Así relata C.G.P., de 41 años de edad, el día en que quiso quitarse la vida. «Intenté matarme. Tenía una mochila cargada de problemas como piedras y me desbordó. No encontraba soluciones. Todo estaba mal en mi vida, el trabajo, la familia, todo lo personal. Siempre veo el lado negativo». Tan mal se encontraba ese día, hace ahora algo más de un mes, que se volvió del trabajo para pedir ayuda a la psicóloga del servicio de salud mental, en el que recibe asistencia desde hace 18 años. «Le pedí que me ayudase, que me encontraba muy mal. Siento que no sé gestionar las cosas, que me bloqueo, me frustro, siento como un puño que me oprime el pecho y no me deja respirar. Necesitaba hablar con alguien. Me dijo que tenía la consulta completa y me dio cita para una semana después, pero yo no podía más. Al día siguiente intenté suicidarme».

C.G.P. llama la atención sobre la falta de recursos de la sanidad pública para atender a las personas con problemas de salud mental. «Las personas que tenemos problemas necesitamos ayudas y no hay medios suficientes. La psicóloga me ve una vez al mes». Demasiado tiempo entre cita y cita para una persona bloqueada por la ansiedad y sin herramientas psicológicas que le ayuden a encontrar luz a sus problemas.

Tras el alta hospitalaria, con un diagnóstico de ansiedad y depresión, su madre dio el primer paso para reforzar su tratamiento psicológico y marcó un teléfono. Al otro lado escuchó la voz de una persona experta en la escucha activa. «Mi madre llamó al Teléfono de la Esperanza y solicitó ayuda. Yo no conocía este servicio, si lo hubiera conocido creo que hubiera acudido». El equipo de la oenegé de León se movilizó. «Tenemos una chica que ha intentado suicidarse, un caso grave que debe que ser atendido de forma inmediata», fue la consigna. La psicóloga Marta Domínguez le presta ayuda desde entonces. Antes de comenzar las sesiones le preguntó: «Te arrepientes de estar viva?». C.G.P. contestó que no. «Me arrepentí. Me sentí la peor madre del mundo. Estoy intentando aplicar en mi vida lo que me está enseñando Marta. He sufrido muchos ataques de ansiedad, pero nunca llegué a pensar que podía hacer lo que hice. Después de que me dieran el alta volví a la psicóloga de la Seguridad Social y se sorprendió de lo que pasó, ella pensaba que yo no sería capaz nunca de hacer eso, dice que no soy el perfil. He estado con mi padre y con mi madre todo este tiempo. Ayer fui sola a mi casa desde el intento de suicidio. Tengo que retomar la vida con mi hija. Lo vivo como un antes y un después».

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