Diario de León

Lucha por una vida inclusiva

Rubén, el joven Down apartado de la escuela, feliz en su empleo inclusivo

La familia de Rubén libra una batalla de más de once años por la inclusión de este chico con síndrome de Down que ahora trabaja en Alzhéimer León. «Y seguimos».

León

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«Este es mi despacho», dice Rubén sentado en la mesa donde realiza su trabajo en Alzhéimer León. Este joven con síndrome de Down, cuya familia libra una titánica batalla por la educación inclusiva , es la primera persona con discapacidad intelectual que trabaja en la asociación dedicada a la atención de personas con alzhéimer y demencias afines.

Su flamante despacho está en la primera planta, en el espacio de administración que comparte con Nieves Loma, jefa de gestión y tía del alma de este joven que a los diez años fue apartado de la escuela ordinaria donde estaba escolarizado desde Infantil, el colegio González de Lama.

Educación le derivó a un centro de educación especial y su familia se negó, y siguió con el proyecto educativo y vital de Rubén por su cuenta en paralelo a un proceso judicial que culminó en la ONU. Doce años después y tras hacer un módulo de Formación Profesional Básica en Amidown ha conseguido retornar a un entorno normalizado, ahora ya como trabajador.

Preparando el envío de ropa de trabajo a centros. FERNANDO OTERO

Preparando el envío de ropa de trabajo a centros. FERNANDO OTERO

Las tareas que realiza Rubén se extienden más allá de la mesa en la que clasifica las nóminas o escribe documentos word o tablas excel en el ordenador. Después de nueve meses, Rubén se mueve por el edificio como pez en el agua y arranca sonrisas a su paso. Bajo la supervisión de Nieves también realiza tareas como empaquetar ropa de trabajo para los centros de la entidad. Si le preguntas qué le gusta más siempre responde: «Me encanta todo».

Orgullo en la familia

«Elegimos el camino de defensa de su derecho y dignidad; aunque no era el más fácil, era el correcto»

Cuando llega al trabajo, todo el mundo recibe su saludo por el nombre y con un choque de codo entre las personas que trabajan más cerca, gesto que ha normalizado con la pandemia. «Socialmente, se ha abierto mucho. Antes no se comunicaba tanto», comenta Nieves Loma.

A Rubén, como a casi todas las personas con síndrome de Down, le gustan las rutinas y saben que para que funcione mejor «hay que tener el trabajo bien estructurado». Es un contrato para personas con discapacidad que precisan apoyo: «Tiene a su favor que le conocemos mucho», comenta su tía.

Escaneando documentos con su clave personal. FERNANDO OTERO

Escaneando documentos con su clave personal. FERNANDO OTERO

Salvo algún día especial, acude solo al trabajo. Desde las 9.30 hasta las 13.00 horas. Cuando llega la hora su motivación es «ir a tomar el ‘vermú’», a su casa o en compañía de uno de los mayores con los que ha entablado relación en el centro de día de Alzhéimer León. «Los viernes llega pletórico», confirma Patricia, la otra compañera de despacho. El cambio de planes con el fin de semana es otro estímulo. «Le encanta cambiar de ambiente y le viene muy bien tener otro mundo, que no sea solo el suyo», añade. Como cualquier persona, Rubén lidia con días menos espléndidos.

Premio Ibiza inclusión

Reconocimiento honorífico a la familia por su defensa de la educación inclusiva

Han pasado once años largos desde que la familia de Rubén Calleja Loma inició una batalla que ha llevado la reivindicación de la educación inclusiva hasta el Comité de Derechos de las Personas con Discapacida de la ONU y aún no ha terminado.

«Pronto presentaremos una la Audiencia Nacional para que se haga efectivo el Dictamen del Comité sobre la CDPD al no tener respuesta de la administración de justicia de nuestra reclamación», explica el padre, Alejandro Calleja. «Estamos orgullosos de Rubén porque cada día nos demuestra que el camino que elegimos de defensa de su derecho y dignidad, aunque no era el más fácil era el correcto», agrega.

Rubén Calleja recoge documentos del archivo. FERNANDO OTERO

Rubén Calleja recoge documentos del archivo. FERNANDO OTERO

El informe psicopedágogico y el dictamen de Educación que orientaba a Rubén hacia un centro de educación especial fue y es para la familia «una discriminación y segregación que violaba gravemente sus derechos fundamentales». «Nos negamos, como familia, a esta condena de muerte educativa y social y tuvimos que sufrir una acusación de la Fiscalía de Menores que se demostró totalmente infundada», recuerdan al evocar el calvario sufrido al ser procesados por un delito de abandono de familia, acusación que se retiró en el acto del juicio oral penal.

Lucía Loma y Alejandro Calleja están satisfechos de que, después de todo, «hoy en día, Rubén es un ciudadano de pleno derecho», como dictaminó la ONU, cuyo fallo motivó la creación del módulo de FPB que el chico ha cursado en Amidown.

La lucha por un proyecto de vida inclusiva para Rubén es un referente en España, que de manera silenciosa o más elocuente va abriendo puertas a otras personas como él. «Un presente y un futuro inclusivo es algo que nos merecemos todos como sociedad», resalta. Con su lema «seguimos», la lucha de esta familia continúa.

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