Diario de León

La incultura de los políticos: el lenguaje inclusivo

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Los políticos y políticas, más estas, desde que gobierna Pedro I el Mentiroso, están prodigando el lenguaje inclusivo. Es un lenguaje inventado no por académicos de la Lengua, ni por expertos lingüistas, ni por doctos gramáticos, sino por políticos carentes de toda formación cultural y académica. Esta clase política es objeto de expresiones, declaraciones que denotan su grado de analfabetismo cultural. Esta clase política ha degradado todos los principios de la Real Academia Española de la Lengua. Han convertido el lenguaje en un basurero inmundo.

Mario Vargas Llosa dice en un artículo que titula ¿En qué momento se había jodido España?: «España tiende a joderse a medida que los ciudadanos politizan todo aquello que una vez circuló libre por esta sociedad cainita. Independiente de que estamos jodiendo España, continuamente. Hay otras maneras de estar jodiendo nuestro idioma, nuestra lengua y nuestra historia. De un tiempo a esta parte, esta cruel inercia se ha cobrado una nueva víctima: nuestro querido idioma castellano».

Estamos enfangando, continuamente, nuestra lengua, la de nuestros insignes del siglo de Oro. Estamos enfangando un idioma que fue faro, en el mundo, y que llevamos por los cinco continentes. Estamos enfangando la lengua cervantina, regresando a la selva de los pitecántropos y australopitecos.

El esnobismo político es resultante de una clase política degradante que, al no tener educación cultural, vocifera y brama los mayores disparates y atentados que se puede cometer contra la lengua castellana. Pero, llegaron los nuevos gramáticos, más bien, gramáticas, pregoneras de un feminismo, engendrado por las doctas ministras del Ministerio de Igualdad, hoy, exministras, y de la modelo de Zara, la comunista Yolanda Díaz, y se pusieron a parir expresiones o «palabros» fruto de ese engendro que abocó a un parto distócico, naciendo una criatura discapacitada que empezó a llorar con vocablos malsonantes.

Me van a disculpar, los que tengan a bien leer el presente, porque les voy a deleitar con expresiones fruto del léxico que cada vez más se airea por esta sociedad y que solo hay que escuchar las conversaciones ya, no solo de los que no han pasado por la Universidad, sino, de las nuevas hornadas universitarias. Hemos convertido el lenguaje en bufonadas que, históricamente, solo eran peroratas de los pastores que cuidaban los rebaños y que esas ovejas, vacas, mulas o asnos, obedecían cuando el cabrero se acordaba del padre, de la madre que los parió o bien, bajando toda la corte celestial. Recuerdo que, en la época del caudillo, en muchos establecimientos, cafeterías, bares, había un anuncio que decía: prohibido blasfemar. Bueno, ahora, no hay blasfemias, ni palabrotas, hay un lenguaje barriobajero que todo vulgo usa porque para apostillar la conversación usamos la palabra o la muletilla, mal sonante, porque carecemos de cultura. Visto que hay ausencia de cultura, tenemos un léxico que deforma lo que decimos. Transcribo algunas de tantas frases que se dicen y que denota una falta total de cultura y no somos conscientes de tales disparates. Es cierto que he recogido algunos dichos que están en los archivos. No es que sean expresiones cotidianas, pero, ahí están. Mi intención es llamar la atención y procurar que nuestras conversaciones sean más comedidas. Así decimos: «Estamos metidos en una auténtica aborigen de trabajo», cambiando vorágine por aborigen. Aquella de «se está encargando de todos los preservativos de la boda», cambiando, preparativos por preservativos; o aquello de «colecciona sellos es sifilítico», cambiando, filatélico por sifilítico. Otra frase que no tiene desperdicio: zonas del cuerpo heterogéneas, por zonas erógenas.

Las feministas abogan por un nuevo lenguaje que, antes, era machista y ahora debe ser feminista, es decir: a esa parte del cuerpo que coincide con la rabadilla que siempre conocimos por ano, ahora, si es de la mujer, lo denominamos ana. La mano, el femenino, será la mana, y los intestinos, el femenino será las intestinas. Esto es muy femenino. No, a este lenguaje Camilo José Cela diría, que son cuescos malolientes.

Ya sabemos cómo está el nivel cultural, en España, con tantas leyes de Educación que han elevado tanto el nivel cultural que no se conoce en la Historia un mayor analfabetismo como el que inunda la sociedad española. A propósito, en un concurso de TV acudieron estudiantes de cuarto de la ESO y les preguntaron cultura general: Geografía, Lengua, Historia, Ciencias. La verdad certificó la ignorancia. Hoy cuarto de la ESO equivale a quinto y sexto del antiguo bachiller. Presumo que los que cursaron aquel sistema educativo no hubieran fallado pregunta alguna y se presupone que al concurso fueron seleccionados lo más avispados del centro. Escuchar tal ignorancia me causó pena.

En cierta ocasión, al honorable Jordi Pujol, siendo presidente de la Generalitat, le preguntaron si no le interesaba Cervantes y contestó, rotundamente: no. Es el pago a los miles de millones de euros que arrebató a las arcas del Estado no, a las arcas del ‘País Catalá’ y que, con la amnistía, lo van a perdonar y, en Cataluña, quieren erradicar el castellano. Es el precio del poder.

Se comentaba que Franco había nombrado un ministro de Justicia y el tal ministro no quería serlo porque decía que había que viajar y él no sabía idiomas. Franco le contesto: eso no es un problema para Vd. ya que no tendrá que viajar fuera de España y los que vengan tendrán que aprender castellano. Esto era defender nuestra lengua. Defender tu idioma no es de fachas, es ser patriotas.

Mario Vargas Llosa sigue, erre que erre, diciendo cómo es posible que España que ha sido faro de una lengua que extendió por el mundo y ahora quiere joderla por mor de esos políticos y políticas extravagantes que ante las formas identitarias de género berrean lo que es muestra de incultura y quieren llamar la atención con ese esperpento lingüístico, distorsionando lo que un día vertebró la cultura y sirvió de puente con un hispanismo cada vez más creciente y, hoy, es manipulado a su antojo por razones extralingüísticas. El motivo no es otro que intentar transformar la sociedad a través de esta arma gramatical y el resultado es retroceder al siglo X.

Los españoles no somos conscientes de este analfabetismo. Parafraseando a Vargas Llosa, estamos jodiendo la lengua castellana y poniendo los cuernos al idioma español por mor de unos políticos que carecen de cultura y pretenden expandir sus carencias a la sociedad española. Sí, esa sociedad que cada vez está más anestesiada por mor de un poder que solo transmite ignorancia. Sigamos así. Tendrán que venir lo aborígenes de Hispanoamérica a darnos lecciones de lengua castellana porque, no solo, estamos perdiendo la identidad española sino, nuestra propia identidad lingüística si seguimos a estos políticos incultos con ese lenguaje inclusivo y, en lugar de idioma español, tendremos el «idiomo».

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