Diario de León

Torcuato, un santo de la España Vaciada

Publicado por
Antonio Reyes Martínez
León

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El mes de las flores se tiñe de rojo en el calendario de algunos pueblos de la España Vaciada pertenecientes a Castilla y León con la celebración de diferentes fiestas dedicadas a su patrón, Torcuato, un santo casi desconocido, rodeado de mil y una leyendas, pero con un certero trasfondo histórico. Cuenta la antiquísima historia que nuestro notable vivió en la Jerusalén del siglo I d.C. siendo convertido al cristianismo de manos nada más y nada menos que del apóstol Santiago, al cual acompañó hasta Roma. En la Ciudad Eterna fue ordenado obispo por San Pedro y elegido junto a otros seis misioneros que viajarían a la península Ibérica con la misión de predicar el cristianismo. Los preferidos serían Tesifón, Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio y Esíquio, que, junto a Torcuato, pasarían a la historia como los siete Santos Varones Apostólicos.

Los discípulos enviados de la fe desembarcaron en la costa de la actual Almería y, atravesando la Alpujarra, llegaron hasta Acci, una ciudad fundada por Julio César y que corresponde al actual municipio granadino de Guadix. La presencia de los misioneros no fue del agrado de los romanos, los cuales se encontraban inmersos en la celebración de sus fiestas dedicadas a la Triada Capitolina, por lo que rápidamente se ordenaron sus capturas. Al ser perseguidos por los romanos, huyeron a través de un puente que milagrosamente se derriba una vez cruzado por los evangelizadores, consiguiendo salvarse y pereciendo los perseguidores. El milagro rápidamente produce una generalizada conversión, iniciada por Luparia, una rica senatrix de la ciudad, que cedió una de sus casas para hacer un baptisterio.

Torcuato quedó al cargo de la evangelización de los accitanos y el resto de sus compañeros se repartieron por diferentes lugares del sureste peninsular para continuar con la misión de catequizar. San Torcuato fue martirizado y enterrado en un lugar próximo a Guadix llamado Face Retama. Sobre su tumba creció un olivo milagroso que florecía y daba frutos el mismo día que se conmemoraba su muerte. En este lugar los accitanos siguen depositando la fe mediante la peregrinación y el culto a San Torcuato cada mes de mayo. Tras la conquista musulmana, la comunidad cristiana de Guadix tomó una difícil pero necesaria decisión, trasladar el cuerpo de San Torcuato a tierras del norte para ponerlo a salvo de los infieles al igual que se hiciera en otras ciudades con los cuerpos de otros santos como fue San Isidoro de Sevilla llevado a León, San Indalecio a Jaca o Santa Eulalia de Mérida a Oviedo.

La comitiva encargada de cumplir la transcendental misión de trasladar el cuerpo del santo accitano se embarcó en un viaje hacia lo desconocido, no exento de diversas dificultades. Nunca sabremos si este periplo tenía un destino claramente marcado o fue fruto de un conjunto de infortunios e imprevistos que terminaron con el cuerpo del santo en Santa Comba de Bande, un recóndito lugar de Galicia distante unos mil km de la bella Acci. Lo que sí parece claro es que durante este largo recorrido la comitiva recaló en numerosas ciudades en las que floreció la devoción hacia este misionero apostólico.

Toledo, León, Zamora u Orense son algunos ejemplos en los que el culto al santo alcanzó un fuerte arraigo en la tierra. Asimismo, podemos dar testimonio de fe a través de la fundación de monasterios, iglesias o ermitas centradas en la devoción de San Torcuato especialmente en Asturias, País Vasco, Navarra y Aragón.

El principal centro de culto a San Torcuato durante siglos será el monasterio de San Salvador de Celanova (Orense), pues hasta aquí fue trasladado el cuerpo en el siglo X por el abad de dicho monasterio, San Rosendo, tras el intento de robo del santo perpetrado por los portugueses a la iglesia de Santa Comba de Bande.

Guadix, tras los siglos de dominación árabe, perdió toda memoria relacionada con San Torcuato hasta que, en el siglo XVI, las autoridades religiosas accitanas tuvieron conocimiento de la existencia de un «santo obispo de Guadix» enterrado en Celanova. Desde ese instante, se inició una larga e insistente reclamación de sus reliquias que tuvieron sus frutos gracias a la intermediación del rey Felipe II en el año 1593, devolviendo a la ciudad accitana media caña de un brazo y un dedo pulgar. 

Por lo que respecta al culto en la actualidad, León ha perdido todo rastro de este santo, aunque su devoción en la ciudad se remonta como mínimo al siglo X, de esta centuria se conocen diversos documentos que citan una primitiva iglesia rupestre de San Torcuato, situada en el Valle del Torío. Posteriormente se construyó una iglesia en la zona de la Candamia y finalmente, en el siglo XVIII, una ermita, cercana a la parroquia de San Pedro de los Huertos. Para el fomento del culto a san Torcuato, según Burón Castro, se constata la existencia, a finales del siglo XII, de una fraternidad o asociación de fieles cuya existencia se prolongó hasta el siglo XIX. La cofradía, que durante la Edad Moderna contó entre sus hermanos con la «flor y nata de la ciudad», alcanzó un gran poder económico y dispuso de numerosas propiedades, así como de un hospital.

En la provincia, San Torcuato es patrón de Robledo de Fenar y Peredilla del Gordón. En Robledo existió el Poblado de San Torcat, situado en el Alto Rajón, con una ermita que perduró hasta el XVIII. En la actualidad no falta en la fiesta en honor al santo las verbenas, los pasacalles, la misa solemne y procesión por las calles del municipio. La celebración culmina con la degustación del «Aguisao»  un sabroso y típico plato realizado con morro, bacalao, huevos, chorizo, pan y patatas.

La primera referencia documental que existe sobre Peredilla del Gordón se remonta al año 1203, momento del que debe datar la pequeña ermita románica, muy reformada posteriormente. Para el culto a San Torcuato existió una cofradía propia compuesta por hombres y mujeres. El pueblo cuenta igualmente con una fuente dedicada a este santo que calma la sed de los lugareños y de los peregrinos del camino de Santiago.

En el resto de la comunidad autónoma, Zamora es la única capital que mantiene una iglesia dedicada a San Torcuato. La primitiva  iglesia fue demolida en 1837 por encontrarse en estado ruinoso, trasladándose parroquia y advocación a la iglesia del convento de los Trinitarios Calzados. En la provincia también se mantiene el culto a este santo en el municipio de Manzanal del Barco.

En Burgos se conservan iglesias dedicadas a San Torcuato en Hinestrosa, Villaescusa del Butrón, Cobos y Mazueco, aunque solo Hinestrosa sigue celebrando fiestas en su honor.

En Palencia, Renedo de la Vega, conserva un brazo del santo, procedente de la antigua abadía de San Santa María de la Vega, emplazada cerca del municipio. También se mantiene su memoria en Esguevillas de Esgueva (Valladolid) y en Rioseco de Soria.

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