Pilongas, castañas con valor añadido
El Bierzo exporta más de 250.000 kilos de castaña deshidratada cada año . Su precio en origen no ha bajado de los 6 euros/kilo en las últimas campañas.
Momento de la primera selección del producto en seco.
Que el valor añadido de los productos de la comarca, al menos una parte de él, se quedé entre sus habitantes. No ser simples exportadores de materia prima. Ese es el gran valor de la pilonga. Castaña deshidratada en cuyo secado se afanan en los montes de la comarca del Bierzo cuando las noches han ganado terreno a los días.
Un proceso laborioso que en muchas ocasiones pone a prueba la paciencia de quienes han decidido comercializar su producción de castañas en seco. El resultado, al cabo de 40 días, se deja notar en los bolsillos de los castañicultores. «No te haces rico, pero algo se nota la diferencia en comparación a venderlo como castaña fresca», apunta ndesde Hornija, uno de los centros productores de este tipo de castaña en el Bierzo.
El precio del kilo de castaña en seco se ha situado siempre por encima de los seis euros en las últimas campañas. El precio de castaña fresca esta temporada, que puede considerarse como un precio interesante, ha superado el precio de un euro. «La diferencia es el trabajo que empleamos y las unidades que te entran en el kilo», señalan. Lo normal es que en el proceso de secado la castaña mengüe hasta quedarse en una cuarta parte de su peso inicial.
Con todo, este año saldrán del Bierzo en torno a 250.000 kilos de castañas, lo que volverá a situar a la comarca berciana como el principal exportador de este tipo de producto. «La oferta ha ido descendiendo progresivamente en los últimos años, provocando que no se cubra la demanda del mercado internacional. Esto ha hecho que se incrementen los precios y que la demanda nacional baje», precisa Eduardo Campelo, de la empresa villafranquina Castañas Campelo Exportación. Este empresa distribuirá esta campaña 200 toneladas de pilongas, cuando hace unos años llegó a comercializar tres veces más.
Los principales mercados exteriores de este producto típicamente berciano se encuentran en Europa, fundamentalmente Italia y en Asia, con Japón a la cabeza de los importadores. Su destino habitual es su utilización como guarnición en la cocina —una vez rehidratada—, la fabricación de harinas para consumo humano —fundamentalmente para la repostería— y su consumo como golosina en tiendas de frutos secos.