Liñán reprocha a España la apuesta tardía por la combustión limpia

El ingeniero aeronáutico cabreirés Amable Liñán, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en el año 1993, impartió ayer en el Parador Antonio Pereira de Villafranca del Bierzo una charla bajo el título ‘Mi imprevisible vida de aprendizaje, investigación y docencia’, organizada por la Fundación Antonio Pereira. Un simposio en el que este científico nacido en Noceda de Cabrera, considerado una autoridad mundial en el campo de la combustión, hizo un repaso a su extensa trayectoria profesional, en la que pueden destacarse los trabajos de investigación realizados para la Nasa y la Agencia Espacial Europea, entre otros muchos.

Liñán ha dedicado cincuenta años de su vida al estudio e investigación de la combustión limpia para conseguir disminuir los contaminantes y aumentar la eficiencia de los combustibles. Una ardua labor para la que ha contado fundamentalmente con apoyo extranjero. Por eso reprocha a España la escasa apuesta por la investigación en esta materia y la «despreocupación» de la sociedad española, que —dijo— «sigue mirando a la ciencia de espaldas». En este sentido, Amable Liñán consideró que iniciativas de captura de CO2 como la de la Fundación Ciudad de la Energía han llegado demasiado tarde, entendiendo ésto como que España y sus administraciones «empezaron tarde a preocuparse por los procesos de combustión».

Proyectos de entre los que el de la Ciuden no ha sido —según este científico— «la solución más idónea para atender los problemas que tenía España en el desarrollo tecnológico y en el desarrollo de la ciencia». Entre otras cosas, porque al final ha terminado siendo una empresa extranjera la que «se ha encargado de diseñar una parte importante de lo que es la Ciuden». También porque «ha sufrido las consecuencias de una gestión que a mí entender ha sido desastrosa».

«Yo creo que en este país se han cometido muchos errores en el intento de desarrollar la ciencia y la tecnología por presiones de tipo político más que por necesidades impulsadas por la industria. El poco dinero que se dedica a la investigación debe dedicarse a proyectos que estén muy bien fundamentados en la capacidad técnica de los españoles y en las posibilidades que tenga de futuro», apuntó Liñán, considerando que en el momento en el que se apostó por el proyecto de la Ciuden, lo que verdaderamente debiera haberse hecho es «apoyarse en los grupos de investigación que había en España, escasísimos por cierto, capaces de empujar el desarrollo de los análisis de los procesos de combustión». Unos grupos que debían haber tenido —dijo— el apoyo de la industria. Y no lo tuvieron. «Nunca he recibido el apoyo de las empresas dedicadas a la generación eléctrica», se lamentó.

El calentamiento global

Lo fundamental en este momento es concienciar a la sociedad sobre el «gravísimo problema» que supone el calentamiento global. Un cambio climático que no se resuelve —afirmó Amable Liñán— con el secuestro del CO2 para conseguir una combustión limpia. Hay que ir más allá. «Claro que hay que hacerla limpia y hay muchos sistemas muy complejos para ello, pero lo primero que hace falta es una preocupación por poner esos proyectos en manos de gente competente, capaz, y no en manos de políticos que buscan su beneficio particular».

Y es que —explicó— un tercio de las emisiones a la atmósfera quedan en la atmósfera. Se emiten más de 35.000 millones de toneladas de CO2 al año y «el desastre que se puede organizar es difícil de predecir». «Ir marcha atrás es dificilísimo» pero hay que buscar soluciones y esas soluciones pasan por «no tirar el combustible ni la energía. No malgastar». Para ello es necesario una regulación específica y estricta. Sin ella no se conseguirá.