Alertan del peligro de desplomes si reabre la mina de Coto Wagner
Los ecologistas temen por Onamio, Calamocos y el poblado de MSP.
C. FIDALGO/ j. f. c. | PONFERRADA
Los pueblos de Onamio y Calamocos corren el riesgo de sufrir nuevos hundimientos de terreno si reabre la mina de hierro del Coto Wagner. Es la alerta que ha lanzado el grupo Ecologistas en Acción para anunciar que ha presentado alegaciones en el Servicio Territorial de Industria de la Junta de Castilla y León contra la reapertura de la explotación que proyecta la empresa Intauxma, del grupo Alonso.
Intauxma, heredera de CMC, «pretende explotar de forma subterránea la mina de hierro, en una zona con antecedentes de riesgo de hundimiento por se inestable tras la actividad minera, poniendo en peligro tanto a las personas como a los bienes materiales de las poblaciones afectadas: Calamocos, a poco más de 500 metros de la planta de procesado; el poblado de la MSP, a unos doscientos metros de la mina; y Onamio, que se verá todavía más expuesto al pasar la galería por debajo de la población», advierten los ecologistas en una nota. El grupo recuerda que la propia empresa CMC y la Junta elaboraron en 2009 «informes donde ya se recogía el riesgo de hundimiento, advirtiendo de la existencia de una serie de oquedades a distinta profundidad que podía extenderse, a pesar de haber cesado la actividad minera». Aquel informe recomendaba vigilancias periódicas y nuevos estudios para evaluar el comportamiento del terreno, pero nade de todo esto figura en el proyecto.
Los ecologistas también insiste en que «la minería del hierro es altamente contaminante por la liberación de materiales pesados» y teme su efecto sobre el arroyo Paradasolana y el río Boeza, además de las aguas subterráneas. El grupo alerta de que el estudio de impacto ambiental adolece de la aportación de expertos y recuerda además las «muy deficientes restauraciones mineras» del Grupo Alonso, «con certificaciones fraudulentas» o «ampliaciones sin permisos» y sobre Victorino Alonso «pesan varias condenas judiciales, como la reciente por destruir la Cueva de Chaves. «Es difícil encontrar un empresario que produzca mayor desconfianza», concluyen.