Las nuevas oreanas del Sil

carlos fidalgo | PONFERRADA

«El río ha arrastrado oro siempre, que yo tenga noticia, hace más de cien años que mi bisabuela lo lavaba», le decía en el pueblo gallego de Pumares María Encarnación Marinas, de voz «meliflua y cadenciosa», al escritor Miguel Delibes, que allá por el año 1986, convertido en uno de los autores que mejor habían retratado la meseta castellana, se desplazaba a la frontera entre el Bierzo y Orense para, siguiendo el cauce del Sil, dar con las huellas de las últimas oreanas; las buscadoras de oro que habían trabajado en los remansos de los ríos con la esperanza de hallar algunas pepitas mientras los hombres se ocupaban del ganado.

«Allí donde topábamos con una lameira , nos deteníamos, cavábamos, echábamos unos puños de tierra al cuenco, nos remangábamos las sagas y al río a lavarla», le comentaba al autor de Los santos inocentes otra de aquellas mujeres aureanas, o bateadoras, o lavadoras, también así se las llamaba, aunque ellas, contaría después Delibes en un artículo publicado en La Vanguardia , preferían el nombre de oreanas, un oficio alimentado por las leyendas del oro de Las Médulas que ya en 1986 se daba por extinguido. «Ni los chiquillos se arriman al río, está dicho todo. Lo de las oreanas, para bien o para mal, es asunto terminado», sentenciaba Delfina a Delibes.

Y es cierto que, tres décadas después de aquel viaje y aquel texto literario, el bateo de oro en el río Sil es una actividad en desuso. Pero eso no significa que esté olvidado. En 2012 funcionaba un club de bateadores que desde Galicia recorría los cauces de los ríos de toda España, según contaba el diario La Región . Y el Museo de la Energía de Ponferrada acogerá el próximo sábado 13, de 12.00 a 13.00 horas, un taller de bateo de oro impartido por la historiadora Laura Martínez Panizo y organizado por el Instituto de Estudios Bercianos (IEB) que, con un precio de cinco euros, se dirige a un público familiar; padres e hijos (los menores de seis años deberá ir acompañados) que tendrán la oportunidad de aprender la técnica que empleaban las oreanas del Sil, en busca de ingresos complementarios.

Porque nadie se hacía rico bateando la arena en el río. «Era un esfuerzo físico importante y no resultaba rentable», contaba ayer la presidenta del IEB, Mar Palacio, que en alguna ocasión ha usado la batea de goma para probar suerte. «El taller será una experiencia cultural, porque el bateo es algo singular, algo que ya solo hacen algunos aficionados en plan romántico», añadía.

El aforo del taller en la llamada Fábrica de la Luz es limitado y es necesario inscribirse en el teléfono 987 400 800 o en el correo electrónico guias@ciuden.es .

Arena de las lameiras

Panizo llevará al museo arena de alguna de las lameiras del río de las que le hablaban las últimas oreanas de Pumares a Miguel Delibes. Y si al final aparece alguna pepita en la batea, por diminuta que sea, valdrá, sin duda, mucho más que su peso en oro. La ilusión no se mide en gramos.