Diario de León

Nueve mujeres y tres hombres buenos para poner paz en los pueblos

Doce nuevos jueces de paz juran su cargo en Ponferrada en Miércoles de Ceniza y en el Día de los Enamorados para afrontar su tarea "con amor y penitencia" porque no cobrarán nada

La nueva jueza de paz de Priaranza del Bierzo, María Antonia Molina, en el momento de jurar su cargo ante el juez decano, Óscar Hernáiz.

La nueva jueza de paz de Priaranza del Bierzo, María Antonia Molina, en el momento de jurar su cargo ante el juez decano, Óscar Hernáiz.L. DE LA MATA

Ponferrada

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"Hoy es el Día de los Enamorados y Miércoles de Ceniza. Amor y penitencia es lo que se van a encontrar", les dijo el juez decano de Ponferrada a los doce nuevos jueces de paz -nueve mujeres y tres hombres- que este miércoles juraban sus cargos en un acto solemne que se celebraba en el auditorio del Palacio de Justicia berciano. Amor, porque lo suyo, les dijo Óscar Hernáiz, es un acto de amor. No cobrarán nada. Solo tendrán el reconocimiento de sus vecinos. Y penitencia, por algo parecido. No tendrán sueldo por su trabajo, seguro, y a ratos su labor de conciliación les dejará momentos ingratos. "Su tarea será pacificar, ayudar en la convivencia de los pueblos", les recordó el decano.

Entre las más jóvenes que juraron su cargo después de aceptar su designación por el Ayuntamiento estaba Eva Martínez Álvarez, jueza de paz suplente en Páramo del Sil y trabajadora en la Fundación Ciudad de la Energía, que aún reconociendo su falta de experiencia afronta el trabajo de sustituir a la jueza titular -Estefanía Pérez Pérez, que también juró en el mismo acto- con la confianza de que sus vecinos sean comprensivos, dispuesta a mediar en sus disputas.  "En todos los pueblos siempre hay cosillas, pero (ayudar a resolverlas) es un placer", aseguraba al término del acto.

El Decanato de los juzgados ha querido agrupar la jura de los doce jueces -algunos ya fueron nombrados en octubre- en un mismo acto para darle solemnidad a la responsabilidad que afrontan. Perdidas las antiguas competencias que tenían en el Registro Civil, los jueces de paz tienen como cometido poner paz, nunca mejor dicho, en los pueblos. "Son los encargados de los actos de conciliación entre las partes para evitar un pleito en los juzgados", explica el director del Servicio Común de Ejecuciones, José Miguel Carbajosa, que auxilió al juez decano en el acto de la jura. 

Y de todos los 36 juzgados de paz que hay en el partido judicial del Bierzo, el que más actividad genera es el de Bembibre, responde sin dudarlo Carbajosa, un lugar donde el Ministerio de Justicia ha puesto en marcha, "con éxito", una experiencia piloto para facilitar por videoconferencia la comparecencia ante un juzgado de cualquier ciudadano sin necesidad de trasladarse a Ponferrada. En Bembibre, además del juez hay tres funcionarios. Otra siete localidades del Bierzo cuentan con sedes de juzgados de paz. En el resto de municipios, los actos de conciliación suelen celebrarse en los ayuntamientos.

El juez decano de Ponferrada, Óscar Hernáiz y el director de la oficina de Servicios Comunes, José Miguel Carbajosa.

El juez decano de Ponferrada, Óscar Hernáiz y el director de la oficina de Servicios Comunes, José Miguel Carbajosa.L. DE LA MATA

Junto a Estefanía Pérez y Eva Martínez, de Páramo del Sil, este miércoles tomaron posesión de sus nuevos cargos el nuevo juez titular de Cubillos del Sil, Daniel Sánchez Arroyo y sus sustituta, Beatriz Rodríguez Enríquez, la jueza de paz sustituta de Torre del Bierzo, Noelia Lugilde Dos Anjos, la sustituta de Vega de Espinareda, Sara Fernández Alonso, la titular de Priaranza del Bierzo, María Antonia Molina Orozco, la sustituta de Toral de los Vados, María Belén Varela Seoane, las titulares de Berlanga del Bierzo, Gregoria Berlanga Martínez, Sancedo, Ana Belén Pérez Galván, y Trabadelo, Julio Álvarez Álvarez. 

También lo hizo el juez de paz sustituto de Candín, el trabajador eventual del Ayuntamiento (como operario de obras) de 65 años José Antonio Álvarez Álvarez. A punto de subirse a una pick up para regresar a Los Ancares, José Antonio Álvarez se detiene a hablar un momento con el periodista que finalmente le pregunta: "¿Se puede decir que es usted un hombre bueno?". Y José Antonio, con la puerta abierta, responde con diplomacia, como haría un buen mediador. "Eso debes preguntárselo a la gente, no a mí". Después se va.

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