Diario de León

Esclavas de una vida de estrechez, devotas de Santa Bárbara e invisibles mucho tiempo

El acto institucional del 8M organizado por la Diputación de León en Igüeña ensalza el papel silenciado de las mujeres que trabajaron en las minas 

Arselina Álvarez, Lucrecia Alonso, Beatriz Malcón, Merencia Fernández y Teresa García

Arselina Álvarez, Lucrecia Alonso, Beatriz Malcón, Merencia Fernández y Teresa GarcíaANA F. BARREDO

Ponferrada

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Arselina Álvarez tenía solo 14 años cuando empezó a trabajar en la empresa Heras y García Nieto, que explotaba varias grupos mineros en Tremor de Arriba (Igüeña). Quedó pronto sin padre y tuvo que agarrarse a lo único que había para poder llevar un jornal a casa. Ganaba 21 pesetas y media al día y algo más con las dos horas extraordinarias que hacía. En total, unas 1.200 pesetas por escoger y lavar el carbón. Eso figuraba en su categoría, pero "acabábamos haciendo de todo", recuerda. 

Arselina, que hoy cuenta ocho décadas, fue minera una docena de años, también en Antracitas de Quiñones y en Bierzo Alto. Solo el matrimonio le apartó de aquella vida a la que llegó tan pronto que le salieron las muelas trabajando. Lo peor, recuerda, eran las mojaduras, que se secaban sobre el cuerpo. Arrimaban algo la espalda al bidón de carbón que tenían para calentarse, pero aquello no valía porque el tiempo era corto entre una y otra tarea. Una mojadura empapaba a la anterior. 

Homenajeadas y autoridades en el salón de actos del Ayuntamiento de Igüeña.

Homenajeadas y autoridades en el salón de actos del Ayuntamiento de Igüeña.ANA F. BARREDO

Para Lucrecia Alonso la mina no tuvo nada bonito. Lo primero que tenían que hacer nada más entrar a trabajar era sacar a paladas los finos de la balsa en la que se almacenaba el agua sucia del carbón. Aquellas lavazas tenían un poso denso, "como una pasta", que "se pegaba a la pala y costaba sacar". Hecho eso, había que escoger y lavar el carbón y cargar camiones o ayudar al basculador cuando mandaban. "Era un trabajo muy duro", recuerda Lucrecia que, después de rematada la jornada laboral, tenía que ir a segar centeno hasta que dejaba de verse el sol o a recoger la hierba para darle a los animales.

Arselina y Lucrecia son dos de las siete protagonistas del vídeo proyectado este viernes en el Ayuntamiento de Igüeña para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, como parte del acto institucional organizado por la Diputación de León, conjuntamente con la Subdelegación del Gobierno, la Delegación Territorial de la Junta, el Ayuntamiento de León y la Universidad de León. Un pequeño documental en que las siete mujeres mineras recordaron aquel pasado y que sirvió también de homenaje a tantas que hicieron lo mismo y que tan poco se ha contado.

Teresa García cobraba 800 pesetas al mes y todo, hasta el libramiento, lo entregaba en casa. Disponer de un litro de leche diario costaba unas 250 pesetas mensuales, lo que basta para hacerse una idea de lo que podía dar de sí aquel sueldo. Ella también cribaba carbón. Empezó con 17 años, pero no tardó en casarse y, como a todas, lo dejó.

De las siete mujeres protagonistas del acto institucional de 8M, Beatriz Malcón es la mayor. A cuatro meses de cumplir 95 años, recuerda con nitidez la "esclavitud" de aquel trabajo. "Trabajé mucho, porque yo era bastante desenvuelta en aquellos tiempos. Estuve casi siete años y lo dejé cuando me casé, pero después también llevé una vida bastante esclava. Yo fue hija de un labrador y me casé con un labrador", relata.

"Era un trabajo muy duro y cuando terminaba la jornada tenía que ir a segar centeno casi hasta que se hacía de noche"Lucrecia Alonso. Minera.

Merencia Fernández quedó huérfana a los dos meses en una familia de cuatro mujeres. Su madre y sus dos hermanas también tuvieron que trabajar en la mina. Cuando ella entró no había cumplido todavía los 16 y estuvo casi cinco años trabajando. Lo peor era el frío -recuerda- y estar casi siempre mojada. De aquella "nevaba mucho" y "había que abrir a mano el camino hasta para ir a trabajar".

Los primeros acordes de 'En el pozo María Luisa' pusieron a todos el vello de punta en el salón de actos del Ayuntamiento de Igüeña. Así empezó el vídeo de homenaje a las mujeres del carbón después de que las autoridades dieran lectura a un manifiesto en el que se reivindicó la igualdad de la mujer, la necesidad de garantizar sus derechos y de romper los techos de cristal y barrer los suelos pegajosos. 

Acto institucional del 8M y homenaje a las mineras.

El acto se celebró en la casa consistorial de Igüeña.ANA F. BARREDO

De leer el escrito de propósitos y porcentajes se encargaron el presidente de la Diputación de León, Gerardo Álvarez Courel; el delegado territorial de la Junta, Eduardo Diego Pinedo; el subdelegado del Gobierno en León, Faustino Sánchez; el vicerrector de Responsabilidad Social, Cultura y Deporte de la ULE, Isidoro Martínez; y el alcalde de León, José Antonio Diez. Cinco hombres.

"La de hoy es una fecha en la que se nos insta a celebrar los logros obtenidos, aunque también los desafíos pendientes en la búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres. Un día que conmemora la lucha histórica de las mujeres por sus derechos y su participación en la sociedad, nos convoca a unirnos en solidaridad y acción", dijo el presidente de la Diputación. En la misma línea se enfocaron los discursos de todos en una jornada de reivindicación y homenaje en la que también se plantó un castaño, por la simbología que este árbol tiene en la zona. 

Todo en un día de puro invierno a las puertas de la primavera.

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