Diario de León

DESDE MI RINCÓN Rita Prada

El deslenguado santón

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León

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Existen políticos que en un determinado momento de su andadura pública las meigas se apoderan de ellos y lo que parecía un camino lleno de rosas comienza a torcerse sin que la persona pueda hacer nada por remediarlo o si lo intenta la situación empeora. Claro que la caída en desgracia no surge por generación espontánea sino que se ha ido fraguando día a día con comportamientos y actitudes que si en un principio resultaban chocantes y eran aplaudidas al máximo por sus correligionarios, terminan siendo abominadas por los jaleadores. El despotismo suele actuar como un boomerang, cuanto más se practica más resentimientos crea y cuando menos se espera te pagan con la misma moneda. Este es el caso de nuestro flamante y altanero Ministro de Fomento que si el año 2002 lo terminó como el rosario de la aurora, el comienzo del 2003 presenta expectativas nada halagüeñas. Cuando se cae en desgracia mas te vale que empieces a correr porque sino los dos carrillos no son suficientes para que te inflen a tortas o, en lenguaje más popular, a hostias. De tanto echar la culpa al contrario se olvidó que forma parte de un gobierno que, supuestamente, gobierna este país y que las acciones políticas son el escaparate donde los ciudadanos tienden a recrearse. Su puesta en escena le ha obligado a decirse y desdecirse tantas veces que sus palabras no tienen la garantía de ser creíbles. No le queda más remedio que actuar como frontón de actores más sutiles que en la distancia corta dan mejor imagen. Se lo ha ganado a pulso. En su propio partido es donde lo tiene más complicado, aunque si he de ser sincera me importa un bledo. De la heroicidad a la villanía hay una corta distancia y es en ese estrecho margen donde se la ha jugado; de ser el santón por excelencia ha pasado a ser casi un apestado y su lengua viperina que antaño requerían y exigían sus admiradores para enardecer, desestabilizar e, incluso, embrutecer el ambiente político hoy solo sirve como recordatorio, aunque siga apostillando reiterativamente con la misma cantinela. Cumplida la misión que le habían encomendado, donde se encontraba como pez en el agua, y arrogándose potestades que le estaban negadas en un partido presidencialista cayó en el ojo del huracán del poderoso absoluto que lo lanzó a los pies de los caballos donde da sus últimos coletazos que prometen ser sabrosos. Santones los hay en todos los partidos políticos y diferencias entre unos y otros también. Suscitan pasiones y odios pero al final casi todos terminan cayendo en desgracia sin siquiera reconocerles el trabajo sucio que han tenido que desarrollar.

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